Julián Estrada reza por saetas al Abuelito y la Soledad de Nuestra Señora

  • El cantaor pontanense, cuya presencia es un clásico del Jueves Santo en Rute, ha sido el elegido para la XXV Exaltación de Humildad y Soledad

Se acerca la Semana Santa. Uno de los actos que desde hace un cuarto de siglo anuncia su inminencia es la Exaltación de Humildad y Soledad que organiza la cofradía de San Pedro en honor a sus titulares. Hubo una época en que se celebraba el fin de semana previo al Viernes de Dolores. Aún faltan dos semanas para tal efeméride, pero esta cita en pleno corazón de la Cuaresma no pierde su razón de ser. Para un aniversario tan redondo se ha elegido a una figura del flamenco: el cantaor pontanense Julián Estrada. Sin ser de Rute, su presencia en nuestro Jueves Santo y su vinculación con estas dos emblemáticas imágenes es anterior incluso a esta exaltación.

Lo recordó su presentador, Manuel Caballero, introducido a su vez por el vicepresidente de la hermandad, Pedro De la Rosa. Caballero se refirió a aquel lejano 1994, cuando Estrada se estrenó como saetero del Abuelito y la Soledad de Nuestra Señora. Desde entonces no ha faltado. El presentador confesó la dificultad de ser “telonero de un artista”. Sin embargo, como también recordó, cuando él mismo fue exaltador en 2015 había pedido al cantaor que participara con una saeta. Por tanto, ahora le tocaba corresponder a alguien que nació “con un don”.

  • Julián Estrada vino por primera vez a Rute como saetero en 1994 y desde entonces nunca ha faltado a su cita del Jueves Santo

Aunque el rol de orador le es “desconocido”, Estrada no pudo negarse. Lleva treinta años compartiendo balcones en Rute, a lo largo de catorce paradas, con compañeros como Emilio Rosales, Antonio el de Patrocinio o Miguel De Tena. Tras haber “rezado cantando” a estas dos imágenes, ser su exaltador era “una responsabilidad”. Reconoció que no imaginaba cuando vino por primera vez que se crearía un vínculo tan estrecho. Lo ha facilitado la semejanza entre el Señor de la Humildad y Paciencia de su Puente Genil natal, conocido como “El Humilde”, y el Abuelito ruteño.

Pero ante todo, Estrada es un cantaor, que se expresa mejor con esa “oración cantada” que es la saeta. En apenas tres cuartos de hora interpretó cinco, con diferentes estilos y variantes: por seguiriyas, carceleras, cuarteleras o con el inmortal poema de Antonio Machado musicado por Serrat, para rematar con el personal “Jueves Santo en San Pedro”. Contó con el acompañamiento a la guitarra de Jesús Zarrías, si bien a menudo éste limitó a dar la introducción, porque un rasgo distintivo de las saetas es cantarlas “a capella”, o, como se diría en lenguaje castizo, “a pelo”.

Entre cante y cante, Estrada repasó el origen y sentido de la saeta, su evolución desde los saeteros espontáneos a pie de trono a aquellos contratados por las cofradías para cantar desde los balcones. En parte, teme que hayan perdido personalidad. En su caso, no concibe cantar si no tiene al lado la imagen a la que se dirige. La saeta le sirve para acercarse a Jesús, a la Virgen, para comprobar que la Biblia es “la mayor historia de amor”. También viniendo a Rute ha sentido “la felicidad” de la gente cuando se acaba la espera y llega el Jueves Santo para ver las imágenes en la calle; o al contrario, cuando “se rompe el alma” porque la lluvia lo impide. Son, en suma, tres décadas, cantando al Abuelito y a la Virgen, sintiéndose un ruteño más en ese Jueves Santo.

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