Juan Carrasco, párroco de Santa Catalina, marcha al Seminario de la capital

  • En una entrevista en Radio Rute, analiza su estancia de tres años en el municipio, paralela al proceso de coronación canónica de la Virgen del Carmen

Juan Carrasco junto al obispo, el día de la coronación canónica

 Juan Carrasco valora su estancia en Rute

Apenas dos días después de las Fiestas Patronales de Rute, la diócesis de Córdoba anunciaba en su página web algunos cambios en su organigrama. El que afecta a Rute es la marcha de Juan Carrasco, párroco de Santa Catalina, consiliario de la archicofradía de Nuestra del Carmen y arcipreste de Lucena-Cabra-Rute. El obispo Demetrio Fernández lo ha nombrado vicerrector del Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater “San Juan de Ávila” y vicario parroquial de San Francisco y San Eulogio de Córdoba. Juan Carrasco se irá a mediados de septiembre, tras permanecer aquí tres años.

  • Asegura que Rute es un pueblo de buena gente, que aquí ha sido feliz y ha podido crecer como cura y como persona

Como consiliario de la archicofradía, durante este tiempo ha sido figura clave y directa del proceso de coronación canónica de la Virgen del Carmen. Curiosamente, su marcha coincide con el fin de ese ciclo que ha culminado entre julio y agosto de este año. Fue justo después de la coronación cuando el obispo le comunicó la noticia. Reconoce que le cogió por sorpresa, ya que los cambios en la diócesis suelen cerrarse en junio. Sin embargo, la llamada se produjo en vista de que se debía reestructurar el Seminario. Ni siquiera se habló del tema en las semanas previas a la coronación.

Su estancia ha ido paralela a ese proceso, pero asegura que no vino con esa misión. Tan sólo se había marcado “servir a Rute”. Asegura ha sido “muy feliz”, por más que llegara “lleno de miedos” para ponerse al frente de una parroquia “compleja”, porque implica la gestión de otras entidades como las fundaciones o el cementerio parroquial. Esas dudas han quedado atrás y reitera que aquí se ha sentido “muy querido”. Aunque no fuera algo premeditado, es consciente de ese paralelismo entre la coronación canónica y sus tres años en la localidad. De hecho, vino a finales de verano de 2015 y en diciembre de ese mismo año tomaba posesión la junta de Gobierno que ha culminado la coronación.

El sacerdote durante la entrevista en los estudios de Radio Rute

El proceso había comenzado antes, con la comisión ya constituida, pero estaba parado por temas burocráticos. Tras enviar el dossier a Roma y su aprobación, todo se agilizó. Por tanto, si bien él ha “seguido” su ejecución, entiende que sea recordado como “el cura de la coronación”. Su objetivo era que todo se desarrollara “en un ambiente de fe, que no se quedara en el folklore y la gente se acercase a la Virgen”. También sus “desvelos” se centraban en evitar que el asunto suscitara “rivalidades”. De los buenos momentos se queda con el día de la misa pontifical “por la alegría de la gente y por ver a un pueblo unido”. Reconoce que disfrutó “viendo a los demás disfrutar”. Es consciente de que es “una imagen, y no podemos endiosarla”. Pero no deja de valorar que tantas personas sonrieran o lloraran de emoción o alegría en torno a esa imagen.

Siendo “realistas”, sabe que mucha gente no se acerca a la iglesia. Parafraseando al Papa Francisco, coincide en que la Iglesia “debe salir a los cruces de los caminos”. La coronación ha facilitado esa aproximación a personas que en algunos casos ni siquiera son de iglesia, a las que en el día a día no habría conocido. En especial, se alegra de hacer conectado con los jóvenes. Todo eso reafirma su idea de haber sido “feliz” en Rute. Para lograrlo, cree que no hacen falta muchas cosas, pero sí responder a la necesidad de la gente de “ser escuchada”.

Ello no implica que no haya habido momentos duros, cuando ha auxiliado a personas necesitadas o ha sido testigo de la soledad de otras. En esos casos, se ha acercado “con una visión de fe, como quien se acerca a Cristo que sufre”; o bien ha intentado escuchar, algo infrecuente en esta sociedad “con tanto estrés”. Esa visión le ha ayudado a “crecer como cura”. Además, se ha formado una idea de Rute, convencido de que es un pueblo de “gente buena”. Tiene claro que si se quiere a los demás, “la gente responde, es con el amor con lo que se atrae, no con la ley, no con la vara”. Confiesa que él también tuvo su etapa de “rebeldía” y concluye que la Iglesia de hoy “tiene que mostrar el corazón de Cristo, un corazón que ama y donde hay sitio para todos”.

Ahora compaginará su labor pastoral con la formación de futuros sacerdotes. A su sustituto, el sacerdote José Gregorio Martínez Osorio, lo conoce bien porque coincidió con él durante ocho años en el seminario. Sólo tiene para él palabras de elogio y está seguro de que va a desempeñar “una labor muy bonita en Rute”. Se incorporará el 19 de septiembre. Antes, a mediados de mes, Juan Carrasco dará una misa de despedida, a petición de su gente más allegada. Prefiere pensar que será un “hasta luego”; de igual modo que él ha dejado aquí su huella, sentencia que Rute ha “calado” en él.

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