José María Molina “se reencuentra” con Rute a través de la poesía

  • El escritor y académico, y director de la revista Ánfora Nova, presenta en su pueblo sus dos últimos poemarios, “Señales subjetivas” y “Medidas cautelares”

El poeta, académico y cronista oficial de la villa José María Molina se ha reencontrado con su gente más cercana por la puerta grande. Nunca se ha ido de Rute ni ha renunciado a su pueblo, al contrario. Aquí nació, aquí ha desarrollado su trayectoria y desde aquí ha proyectado la editorial y la revista Ánfora Nova a los confines del universo literario. Sin embargo, como Ulises, él también ha afrontado su particular regreso a Ítaca. Ha superado su propia travesía por el desierto de la incertidumbre y ha vuelto con dos regalos para sus seguidores más fieles, dos poemarios, “Señales subjetivas” y “Medidas cautelares”, que se presentaban en vísperas del Día del Libro en el CEMAC Pintor Pedro Roldán, que de nuevo colgó el cartel de “lleno”.

De introducir el acto se encargó Ana Lazo. La concejala de Cultura subrayó el mérito de Molina al frente de Ánfora y su esposa, Carmen García, “Carmiña”, como subdirectora, para convertir la editorial en “bastión de la cultura ruteña”. A la altura del proyecto está “la calidad y la calidez humana de ambos”. En la misma línea, el alcalde Antonio Ruiz, encargado de poner broche a las intervenciones, matizó que Rute, que es de por sí un referente cultural, “tiene una bandera como Ánfora Nova”, de la que aplaudió su “calidad y prestigio”. Sólo así se entiende que la editorial logre publicar textos inéditos de todo un Premio Nobel como Juan Ramón Jiménez.

La editora devolvió la gratitud y añadió como motivo de satisfacción contar con Antonio Cruz, ensayista, catedrático, académico y autor del prólogo de “Medidas cautelares”. Ella, en cambio, abordó el análisis de “Señales subjetivas”. No obstante, aclaró las razones de esta doble (y demorada) presentación. Entre la creación de los dos poemarios han pasado varios años. Sin embargo, la pandemia y la enfermedad de Molina habían impedido el acto en Rute. Además de ir de la mano, ambos libros tienen otros puntos en común. Todos sus poemas están escritos en endecasílabos blancos, es decir, métrica fija sin rima. También pertenecen los dos a la serie de “Poesía” de Ánfora Noval, “la más sobria de la editorial, pero muy emblemática”.

  • Entre los dos poemarios han pasado varios años, pero la pandemia y la enfermedad de José María Molina habían impedido su presentación en Rute

En cuanto a “Señales subjetivas”, que fue finalista del Premio Andalucía de la Crítica, Carmen García destacó que parte de “una reflexión introspectiva, buscando las luces y las sombras de la condición humana”. Los poemas tienen un tono “filosófico y subjetivo”. Se estructuran en seis apartados a modo de capítulos, cada uno introducido por una “señal”, un aforismo o sentencia en verso del propio autor. En conjunto, como remarca Federico Mayor Zaragoza en el prólogo, sus versos “de carácter intimista, pero con gran fuerza expresiva, inducen a pensar”.

Por su parte, Antonio Cruz elogió la labor de los dos editores y reivindicó el papel en la cultura de mujeres como Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez. No fue el único paralelismo con el escritor de Moguer. Según el académico, Molina está en una etapa creativa que lo emparenta con el onubense. Si éste buscaba la “poesía pura”, el ruteño persigue “las palabras exactas”. Partiendo de la “gran precisión” con que está escrito “Medidas cautelares”, el libro aborda, jugando con términos del lenguaje jurídico, “los grandes temas de la poesía universal”, como el amor o el paso del tiempo. Por eso, “nos reconocemos en él, pero cada uno de forma personal”.

Por último, el autor agradeció las palabras que le habían dirigido, en especial las de su esposa, a la que dio las gracias por darle “todo y tanto”. A continuación, Molina desgranó su propio concepto de la poesía, como “lenguaje del alma y vehículo para crear belleza, emociones y reflexiones interiores”. Cree que constituye “la expresión máxima de libertad” porque en ella reside “el misterio del paisaje interior de las palabras”. Es, en suma, un “reflejo” del hombre “que se rebela y navega a contracorriente”. Tras ese esbozo de su poética, pasó a leer una selección de ocho poemas de los dos libros. En ellos, dio muestra de su habilidad para tratar temas como el amor o la belleza, “concebida como deleite espiritual”.

Deja un comentario