José María Molina es profeta en su tierra

  • El poeta, editor y Cronista Oficial de la Villa recibe el homenaje de su pueblo natal con la inauguración de una plaza con su nombre y la presentación en Rute de su último poemario


Galería Inaguración de la plaza ” José María Molina caballero “

El ruteño José María Molina Caballero ha vuelto a romper moldes. Lleva toda su vida haciéndolo y siempre para bien, sobreponiéndose a las adversidades y a las limitaciones de proyectar su obra desde un pueblo relativamente pequeño. Desde hace casi cuatro décadas ha puesto el nombre de Rute en el mapa literario a través de Ánfora Nova. En las páginas de la revista y la editorial del mismo nombre han dejado su firma escritores, pensadores, ilustradores y pintores de ámbito internacional, ganadores de premios tan relevantes como el Cervantes o el Nobel.

  • José María Molina ha puesto a Rute en el mapa literario sin perder nunca los lazos con su pueblo natal

Pero, además de esta repercusión mundial, José María ha contravenido el dicho de que nadie es profeta en su tierra. Él se ha ganado ese mérito por derecho propio. A nivel regional, Ánfora Nova, la obra por la que pasará a la posteridad, recibió en 2024 la Medalla de Andalucía de las Ciencias Sociales y las Letras. También es miembro de la Real Academia de Córdoba y la de Antequera. En el plano local, en 1993 recibió el Premio Villa de Rute a la Cultura, y en 2023 se otorgaría a su “álter ego editorial” un premio honorífico por sus más de tres décadas de trayectoria. Asimismo, en 2016 fue nombrado por la Corporación municipal, Cronista Oficial de la Villa, junto a Manuel García Iturriaga y Bartolomé García.

A estos reconocimientos se ha sumado otro igual de emotivo. Desde el 15 de junio de este año el rincón situado en el tramo final de la calle Del Pilar lleva su nombre, el de la plaza de “José María Molina Caballero”. Fue un acto sencillo, donde lo arroparon familiares y amigos, y los representantes públicos locales y de fuera, como el alcalde de Iznájar, Lope Ruiz, o la prieguense María Luisa Ceballos, actual secretaria general de Administración Local de la Consejería de Justicia. De abrirlo y cerrarlo se encargó la Banda Municipal, que interpretó los himnos de Rute, Andalucía y España.

El primero en tomar la palabra fue David Ruiz. El alcalde presentó a Molina como “un faro literario de proyección internacional”. En cada publicación de Ánfora Nova ha llevado el nombre de Rute más allá de nuestras fronteras y se ha posicionado como un baluarte de la cultura. Desde lo local ha llegado a lo universal, con un proyecto que “aporta prestigio a nuestro pueblo”, amén de valores como la solidaridad, el humanismo o la igualdad. Según Ruiz, ha concebido la literatura “como herramienta de transformación y sin perder el vínculo con Rute”. Con esta plaza y el futuro museo de Ánfora Nova, concluyó, su pueblo “le devuelve parte de lo que le ha dado”.

El homenajeado respondió aseverando que las palabras “llegan al corazón cuando salen del corazón”. También subrayó que la gratitud es “un manantial donde cada palabra brota desde el fondo del alma”. Y justo eso quiso expresar en su intervención, gratitud por poner su nombre a esta plaza, a quienes le habían acompañado, y en especial a dos personas, a la concejala de Cultura, Dolores Ortega, por la organización del acto, y al alcalde “por haber sido el abanderado de la iniciativa”. A continuación, Molina subió la temperatura emocional con un poema escrito para la ocasión y dedicado a su pueblo natal. Lleva por título “Rute, paraíso soñado”, consta de treinta estrofas de cuatro versos octosílabos cada una, que recogen “un conjunto de estampas visuales y sensoriales” significativas de la localidad natal.

Nuevo poemario

El homenaje al poeta y editor ruteño continuó en el CEMAC Pintor Pedro Roldán. Allí se presentó su nuevo libro, “Las rutas transitivas”. En palabras de Dolores Ortega, Molina alcanza “otro nivel”. La concejala destacó su capacidad de transitar por caminos no lineales. El libro es “una invitación a la introspección, un paseo por la vida”. Según detalló, habla del paso del tiempo o lo efímero de la vida, con un lenguaje evocador que fluye con naturalidad. Es, remató, una obra “capaz de emocionar” y que, “sin dar respuestas, ofrece preguntas valiosas”.

Quien desgranó el contenido del poemario fue Aurora Gámez. Esta escritora, ensayista y crítica literaria conoció a Molina en la Asociación Colegial de Escritores de España y ambos son miembros de la directiva de “Humanismo Solidario”. Del libro, cuya portada es el cuadro “Otoño” del pintor ruteño Pedro Roldán, destacó que es “un viaje poético de alto calado”. Estructurado en cuatro “rutas”, un “introito” y un “epílogo”, su amigo reflexiona en versos endecasílabos sobre el tiempo, la memoria o la justicia, sobre “lo más íntimo del dolor humano”, pero también sobre los márgenes del mundo. Asimismo, conviven la duda y la esperanza, la fuerza y la fragilidad.

Esas ideas las plasmó el propio autor en una selección de poemas que leyó al auditorio que llenaba el CEMAC. Antes, reiteró los agradecimientos y esbozó su poética personal. Según dijo, concibe la poesía como “el lenguaje del alma, un vehículo para trasmitir emociones”. Después de leer poemas que aludían al azar, el dolor y la pesadumbre, la incertidumbre existencial o el drama de la inmigración, quiso terminar con “Seducción”, más luminoso y positivo, donde pone de relieve “la importancia del amor y la cordialidad”.

Como guinda, el alcalde David Ruiz cerró las intervenciones informando de que una semana antes se había firmado la licencia de obra del futuro museo. Es otro pilar más para que, en efecto, José María Molina siga siendo profeta en su tierra, en su pueblo.

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