El incremento de precios repercute de forma desigual en las librerías y papelerías de Rute

  • Según los casos, han procurado hacer acopio previo de género, pero conforme se van agotando las existencias han de actualizar los costes de los proveedores

Análisis de los precios del material escolar en las librerías y papelerías

El comienzo del curso lleva aparejados una serie de gastos. A la vez que se planifican matrículas u horarios, hay que sacar la calculadora y hacer un presupuesto de cuánto va a costar que el niño vaya a clase con todo el material escolar necesario. La inflación había encendido las alarmas sobre cuánto se podría incrementar el coste de “la vuelta al cole”. La realidad final confirma en parte esos temores, pero parece que, al menos en Rute, la tormenta no ha arreciado. Eso sí, hay que tener en cuenta dos factores: por un lado, lo que pagan los comerciantes a los proveedores y cuándo han adquirido el género; y por otro, con qué precaución compran los padres y madres.

Con esas premisas, la incidencia de la inflación en las librerías o papelerías de Rute es desigual. Francisca Díaz, de Librería Selecta (Ideal), defiende que no han aumentado los precios. Para confirmarlo, anima a contrastar los tickets de hace un año y los de éste, y ve “disparatadas” algunas cifras que se manejan. El coste medio por alumno puede ir de cincuenta a ochenta euros, según necesiten, por ejemplo, diccionarios o no, “pero nunca cuatrocientos o quinientos”, como dicen en medios nacionales.

Como recuerda, en Rute no hay centros privados ni concertados. No se exigen uniformes y los libros son gratuitos hasta cuarto de ESO, de manera que los gastos se ciñen al material. El que están vendiendo ahora lo adquirieron “en marzo o abril”. Gracias a ese acopio, no han tenido que encarecerlo. Díaz estima que pueden tener existencias “hasta enero o febrero”. Después, no sabe qué pasará. No obstante, advierte que, en especial en las ventas online, abunda “la especulación” y se aprovecha la coyuntura para encarecer el producto más de lo que aumenta su coste.

Por su parte, Pedro Sillero, de Papelería Acuarelas, aunque haya inflación, distingue entre lo relacionado con el papel y objetos como bolígrafos o lápices. En este caso, han logrado no tocar los precios. En cambio, el encarecimiento de la materia prima ha hecho que, conforme se agotaban las existencias, cuesten más los folios o los cuadernos. A su vez, él tiene que cobrarlos más caros; si no, “hay que cerrar el negocio”. Aun así, tanto él como Paqui Díaz notan esa cautela a la hora de comprar. Los clientes llegan con la idea preconcebida de que todo está más caro, aunque no siempre sea así.

En un punto intermedio se encuentra Estanco Los Pérez. Su responsable, Manuel Pérez, calcula que aguantarán con el género que tenían hasta octubre. En parte, han podido aguantar los precios porque los proveedores habían hecho lo mismo antes. Pero tan pronto como éstos los subieron el producto se encareció, en especial “los manipulados de papel”. Algo parecido pasa en las casas, donde se intenta reciclar el material que ya había. No se atreve a pronosticar qué ocurrirá dentro de dos meses, pero, de haber algún cambio, teme que sea al alza. Si fuera una subida pequeña, respetarían los precios actuales, pero si es alta, tendrán que subirlos. No en vano, asegura que están vendiendo productos por debajo de los costes que han pagado.

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