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Se trata de uno de los establecimientos de hostelería más emblemáticos de Rute, que fue traspasado hace 17 años a su actual gerente, Juan Muriel

Juan Muriel – Incendio en Los Claveles
La mañana del Domingo de Ramos de este año va a ser difícil de olvidar para Juan Muriel. Desde hace 17 años, este hostelero local regenta la Taberna Los Claveles, después de que se lo traspasaran los anteriores responsables, su hermana Francisca y su cuñado, Francisco José Tejero. Situado en el Paseo del Fresno, es uno de los establecimientos históricos y emblemáticos de Rute, y uno de los poquísimos que sobreviven en el Barrio Alto. Pasaban sólo unos minutos de las seis de la madrugada cuando Juan recibió una notificación de la alarma del local. Había saltado con “una intrusión”, a la vez que había avisado a la Policía. En este caso, el motivo de la alerta no era un robo, sino que se había detectado un fuego.
- A falta de la confirmación oficial de los peritos, se apunta como posible causa un cortocircuito en una de las neveras
En apenas unos instantes las llamas alcanzaron unas dimensiones estremecedoras. De forma paralela, un vecino, que había advertido las proporciones del fuego, no dudó en llamar al teléfono de Emergencias 112. Sus reflejos permitieron activar con rapidez los protocolos de actuación. De inmediato, se desplazó hasta Rute un destacamento del Parque Comarcal de Bomberos de Lucena. Asimismo, en el operativo intervinieron la Policía Local ruteña y las patrullas de la Guardia Civil de Iznájar y Rute.
Cuando recibió el aviso, Juan estaba terminando de arreglarse para emprender su jornada laboral. Otros días la empieza antes incluso, para que los primeros trabajadores del campo o de la obra tengan a punto su desayuno. En esta ocasión, lo normal habría sido que la clientela acudiera después, bien porque se levantaran más tarde o porque directamente fueran a mediodía a tomar un tapeo o alguna ración tras la procesión de la Borriquita.
Es lo que se espera en estas fechas. Por ello, los congeladores y neveras del bar estaban repletos de comida y bebida para atender a quien se acercara durante toda la Semana Santa. No será posible. A pesar de la celeridad con que se movilizó todo el operativo, el fuego calcinó los botelleros y neveras de la terraza. También dañó el tendido eléctrico que hay alrededor, lo que dejó sin luz a esta zona del Barrio Alto durante varias horas.
A falta de la confirmación oficial de los peritos, se apunta como posible causa un cortocircuito en una de las neveras. También todo indica que se originó en la terraza exterior. Desde hace años, el bar se compone de dos partes: la taberna original y esa terraza, al aire libre en verano y para el frío cubierta con toldos, que se habían renovado “hace un par de meses”, y un techo de chapa. Todo es material altamente inflamable, que enseguida fue pasto de las llamas, así como unas ochenta sillas y los veladores que estaban recogidos dentro.
La caída del techo impidió que se pudiera acceder en un primer momento a la barra de la terraza, independiente de la taberna. Una y otra habrían resultado dañadas con humo, pero la taberna no llegó a arder. Tampoco ardieron, por fortuna, o al menos no llegaron a explotar, las siete bombonas de butano para las estufas exteriores. Y es que, aunque el negocio ha quedado arrasado, no hay que lamentar daños personales. A ese consuelo intenta agarrarse Juan. Confiesa que, más que miedo, siente rabia e impotencia al ver que el trabajo de tantos años “se desploma ante ti en un momento”.