Horizonte exhibe en una muestra los frutos del taller de corte y confección

  • En esta edición, han participado catorce mujeres que han trabajado en diseños de todo tipo, desde trajes de noche a vestidos de flamenca o ropa de niño

La presidenta y la monitora en la sede de la exposición con los diplomas que se han entregado a las participantes

Entrevista Taller de manualidades Horizonte de Rute

Durante todo el curso la asociación de mujeres Horizonte de Rute ha impartido su tradicional taller de corte y confección. Como apunta Abundi Alba, presidenta de Horizontes es “uno de los más demandados”, un clásico que lleva años impartiendo María Lopera. Pese a que está abierto a hombres, ninguno ha dado el paso en esta ocasión. Con todo, Alba ha adelantado que hay algunos dispuestos a hacerlo el año que viene. En esta edición, llegaron a inscribirse hasta dieciocho mujeres, aunque la cifra de quienes han estado todo el año se ha quedado en catorce.

  • El taller permite ahorrar en el arreglo de ropa o la compra de telas, a la vez que fomenta la convivencia e incluso puede suponer una salida laboral

Parte de lo aprendido se ha llevado a la exposición que se ha abierto en la sede del 6 al 13 de julio. Lo más llamativo es su variedad y originalidad, desde trajes de noche a otros de gitana, y ropa de niño. Así han canalizado su creatividad las participantes. Las hay que repiten de otros años, y otras han cogido por primera vez la aguja y el dedal. Entre éstas, la monitora ha podido comprobar cómo ellas mismas se sorprenden cuando ven que una simple tela va cobrando forma “paso a paso”. En este sentido, Lopera se encarga tanto de dar las pautas para cortar y coser como de estimular esa creatividad.

A la hora de la verdad, señala que entre todas aportan ideas. Y es que, como apostilla la presidenta de Horizonte, el taller sirve para desconectar de la rutina y los problemas, a la vez que mejora las relaciones personales y la convivencia entre estas mujeres. No en vano, se han estado reuniendo varias horas a la semana durante unos nueve meses.

Al mismo tiempo, el taller es “muy versátil”. Permite ahorrar en el arreglo de ropa o la compra de telas, o bien supone una salida laboral. Aunque tradicionalmente se ha asociado la costura a las mujeres, en la práctica falta gente cualificada. Para Alba, no deja de ser llamativo que, en cambio, los modistos de más fama sean hombres. Lo ve como otra consecuencia “del patriarcado” en que los hombres “no tienen las ataduras que la sociedad impone a las mujeres”, aunque cree que las cosas “están cambiando”.

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