Francisco Piedra Ruiz logra dos títulos en el Campeonato Ornitológico de España

  • Aparte de obtener dos medallas de plata, el ruteño ha quedado bicampeón en la modalidad de exóticos con dos ejemplares de diamante mandarín bruno

El criador ruteño en su aviario con las escarapelas que acreditan los cuatro reconocimientos

Del 5 al 8 de diciembre se ha celebrado en Talavera de la Reina (Toledo) la edición número 59 del Campeonato Ornitológico de España, organizado por la Federación Ornitológica Cultural Deportiva Española (FOCDE). Hasta allí acudió desde Rute con diez ejemplares Francisco Piedra Ruiz. El ruteño ha sumado cuatro medallas, con “exóticos”. El término alude a especies que no son autóctonas del continente europeo. Él ha quedado bicampeón con dos ejemplares de diamante mandarín bruno, uno macho y uno pastel hembra. Además, ha conseguido una plata con un diamante mandarín gris macho y la otra con un “Isabelita de Japón” rojo gris perlada.

Los pájaros que han concursado son oriundos de Oceanía. En concreto, el mandarín es típico del desierto de Australia, mientras que el “Isabelita de Japón” procede de Filipinas. Eso no significa que no estén desde hace décadas “entre nosotros”. Es decir, ha habido varias generaciones criadas en cautividad y seleccionadas de diferente forma.

  • En certámenes como éste se valora el color y la intensidad de la pluma, el diseño, la estructura ósea y la del pájaro en general

Los diez ejemplares que ha llevado son los únicos que ha criado nuevos en su aviario de Rute, “pocos” para lo que se suele presentar a concurso, que han de ser pájaros nacidos en los dos últimos años. Se valora el color y la intensidad de la pluma, el diseño, la estructura ósea y la del pájaro en general. Se premia que sea “armonioso”, la presentación y la impresión. Son unos estándares objetivos, aunque lógicamente la valoración final tiene un componente subjetivo. No oculta que ha habido ejemplares que le han gustado mucho. Más allá de la rivalidad, estos certámenes permiten intercambiar impresiones y pájaros entre criadores. Al fin y al cabo, concluye, un pájaro de competición “se debe ligar muy bien para que dé futuros campeones”.

El otro requisito para lograr estos resultados es la dedicación y la paciencia. Él heredó esta afición de su padre. Entre la casa familiar y la propia calcula que tendrá unos ciento cincuenta ejemplares. Para su mantenimiento invierte una media de tres horas diarias, sin contar tareas como emparejar, limpiar o poner nidos. Títulos como el bicampeonato que acaba de conseguir compensa sólo en parte. El mayor premio es verlos día a día y recordar a quienes le inculcaron esta pasión.

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