Fallece Miguel Luque Naranjo, el médico de la Transición en Rute

  • Militante del Partido Comunista y a la vez persona de profundas convicciones religiosas, dejó huella durante la década y media que estuvo en el pueblo

Miguel Luque durante la presentación de su libro en Rute de su libro “Guardianes de lo humano” en 2013

Ha fallecido en Córdoba Miguel Luque Naranjo, don Miguel, como se le conocía en Rute. Se le hablaba de don y de usted por su cargo y por su grandeza humana. Nacido en Montilla, Don Miguel era el médico del pueblo, ése al que la gente se encomendaba casi con devoción, conscientes de que se entregaba en su trabajo. Fuera de los roles de médico y paciente, se acababan las distancias. Era un vecino, un amigo. Así llegó a Rute para la década de los 70 y con esos honores se marchó discretamente a principios de los 80.

En ese tiempo fue un ruteño más. Aquí dejó su huella, su enorme huella de humanidad y corazón. Se ganó el respeto y el cariño de todos. Él y su mujer, Mari Lola Navarro, rompieron prejuicios, demostrando que se podía ser militante del Partido Comunista y mantener unas profundas convicciones religiosas. Tal vez fue esa espiritualidad lo que les permitió afrontar con entereza y una vitalidad enternecedora la tragedia de perder a sus tres hijos, Daniel, David e Iván, predestinados de forma cruel por una enfermedad horrible, fruto de una combinación genética aún más cruel e infrecuente.

Miguel Luque solía hablar con sus hijos, después de irse éstos. Lo decía como si fuera lo más normal. No era un acto de enajenación, sino un modo de mantenerlos vivos en el recuerdo, otro premio a su espiritualidad. Se refirió a ellos cuando volvió a Rute en 2013 a presentar “Guardianes de lo humano”. En las páginas de esa biografía, con título sugerido por el editor Manuel González, él y Mari Lola, junto a Daniel, Iván y David, se hacían presentes, como lo habían hecho en el documental “A contracorriente”. Libro y película son dos testimonios de la carismática estirpe de la familia Luque-Navarro.

Cuando el matrimonio presentó el libro en Rute, La Cuadra, sede de Adebo, y segunda casa de Pascual y Quisca, dos de sus mejores amigos, se llenó como pocas veces. El pueblo quería reencontrarse con su médico pródigo. Su última visita a Rute, la pasada Navidad, fue un adiós. Vino a ver por última vez a sus más allegados. Es lo que ha hecho en estos meses finales, despedirse. Como en el viejo tango, sus ojos se cerraron en la madrugada del 1 al 2 de julio. Pero su luz no se ha apagado, porque las personas como él siguen brillando entre quienes le conocieron. Tenía razón su editor: con más seres como Miguel Luque la humanidad estaría mejor guardada.

Deja un comentario