Estimado lector, entramos en el mes de mayo y aunque parezca mentira ya han pasado cuatro años, por lo tanto, estamos en periodo pre-electoral. Llevo tiempo queriendo realizar una revisión de las diferentes actividades que se han promovido en pro de nuestro patrimonio en los últimos treinta años. Aunque se trata de una tarea ardua, no por calidad ni cantidad, si no por la inexistencia de datos, considero que es el mejor momento para dar los primeros pasos. A ver si de esta manera conseguimos que la protección y la divulgación de nuestro patrimonio, sea una realidad para la política local.
Aunque me duela decirlo, Rute nunca ha sido un pueblo que haya promovido su patrimonio. Para entenderlo no hay más que leer a diferentes autores que durante el siglo veinte denunciaron actuaciones de expolio sobre yacimientos ruteños. Por ejemplo, podemos citar el caso de las cuevas con material neolítico de la carretera de Carcabuey, Isla Mezquita, las actuaciones en las cercanías del Castillo de Zambra y por desgracia un largo etcétera. Los únicos intentos de protección han venido de manos de vecinos que no se han quedado de brazos cruzados frente a estas injurias, amén de ciertas actuaciones aisladas que se han ejecutado por que la ley así lo ordena, no por interés. El caso de las actuaciones de urgencia, se llaman así a las intervenciones arqueológicas que son emprendidas cuando aparece material inesperado, es realmente curioso. Por ejemplo, durante la construcción de la carretera de Encinas Reales surgieron restos medievales, concretamente andalusíes, que pueden ayudar a comprender nuestro pasado. Sin embargo, no han atraído el interés que se esperaba en un principio y quedó en eso, en una actuación aislada. Podemos seguir presentando supuestos como: ¿por qué Rute Viejo sigue sin ponerse en valor? Circunstancia que debemos extrapolar al Castillo de Zambra o al yacimiento de Las Fraguas. Estamos hablando de casos muy concretos que aparte de aportar a nuestra cultura común pueden ayudar a incentivar nuevas perspectivas turísticas.
Actualmente parece que vamos mejorando, gracias en parte, al trabajo desinteresado de ruteños y amantes del patrimonio. Tras las últimas actuaciones, contamos con un monumento saneado, como es el complejo del Canuto, así como, con una Carta Arqueológica que nos ofrece una visión global del patrimonio arqueológico. Sin embargo, no es suficiente, y no lo será hasta que por fin Rute Viejo vuelva a ser de los ruteños. Puede ser que nos estemos afanando en un caso concreto, pero es el más simbólico y necesario. Para este fin Rute necesita un proyecto patrimonial, ya que son muchos los pasos que hay que dar hasta conseguir el objetivo. Esperemos que podamos ver algún día, cumplido el deseo común de poner en valor Rute Viejo y nuestro amplio catálogo patrimonial.
¡DESTACAMOS!