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Por primera vez en casi veinte años se disfrutó de un doble encuentro de la sección masculina y femenina, que se midieron a Virgen del Carmen y Priego
Volvió el padre pródigo. Así recibe el Pabellón Gregorio Piedra al Club Voleibol Rute cada vez que sus supervivientes “resucitan” el proyecto deportivo de más calado social en la historia reciente del municipio. Ocurrió el segundo sábado de marzo con un doble encuentro. Los veteranos se enfrentaron al Virgen del Carmen de Córdoba, y las chicas a Priego. Fue un recuerdo y un homenaje a lo que se disfrutó en esa superficie no hace tanto. Ni el fútbol en sus mejores momentos ha llegado a aglutinar a un grupo tan numeroso y diverso, y con paridad entre chicos y chicas, como el voleibol en los 90. Su alcance generacional, y la demanda de pistas que implicaba, fue el detonante definitivo para que se tomara conciencia de la necesidad de contar con unas instalaciones acordes.
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El club apenas sobreviviría tres años a la infraestructura que había alumbrado. Pero en el corazón del pabellón late la certidumbre de que su existencia fue fruto del tesón de una generación de jugadores, entrenadores y formadores irrepetible. Por eso, cada vez que sobre su resina resuenan los saltos de los mates y los bloqueos al filo de la red, sus entrañas vibran. Y esta vez vibró, y su grada rugió como en los mejores tiempos. Alentó a unos jugadores que apelaron a la casta para remontar y ganar 3-2 a Virgen del Carmen. Tras llevarse el primer set, cedieron los dos siguientes para después igualar a dos y adjudicarse el quinto y definitivo en un final que rozó la épica.
Paco López, entrenador, presidente, jugador y alma máter del voleibol local, recordó que esa casta siempre fue una cualidad del club. Tal vez ya no sean los mismos cuerpos, y como él dijo al sufrir un esguince al final, los años pesan. Pero es el mismo espíritu. Ese espíritu combativo de él, de Juande Pérez, de Pacheco, de Joseda López o el capitán José Antonio Jiménez les dio el triunfo, otra vez. Para López, fue “un reencuentro emotivo”. José Antonio matizaba que, aun siendo un amistoso entre viejos conocidos, nadie quiere perder. Él y José Daniel confían en que, a falta de equipos federados, se pueda implantar en Córdoba una liga de veteranos similar a la que ya funciona en Jaén.
En las chicas, aunque hace menos que se juntaron, hay la misma ilusión. Con sólo unos meses de entrenamiento, dirigidas por Juande, plantaron cara a Priego, cuyas veteranas se reagruparon hace tres años. El 0-3 final engaña, pues los dos primeros sets estuvieron muy reñidos. El equipo se nutre de veteranas como Nona Caballero, Mamen Jiménez o Rosario Ayala. Pero les estimula que, como pasa con los chicos, haya savia nueva. En el otro extremo, para María Trujillo ha sido su primer partido. Sus compañeras le sirven de espejo y ella las alienta para que la semilla que han plantado florezca. Ganas no faltan.