El juvenil del Rute Calidad se queda a las puertas del ascenso tras perder un único encuentro en casa

Los jugadores ruteños no podían ocultar su  decepción tras la derrota al término del encuentro contra El Carpio

Los jugadores ruteños no podían ocultar su decepción tras la derrota al término del encuentro contra El Carpio

No pudo ser. ¿Cuántas veces se habrá pronunciado esa frase en cualquier competición, sobre todo en las deportivas y especialmente en el mundo del fútbol? Esta vez ha tocado decirla para referirse los juveniles del Rute Calidad. El equipo se ha quedado a las puertas del ascenso de la forma más cruel posible, al menos con una memoria a corto plazo. Se ha visto privado de ese pedacito de gloria cuando tenía mucho a su favor para proclamarse campeón de la categoría y casi todo de cara para subir. En esa situación habían llegado a la última jornada liguera, después de encadenar seis triunfos consecutivos, como colofón a una campaña más que brillante que requiere de un análisis detenido y en reposo. De esta forma, Rute era uno de los tres equipos que optaban a las dos plazas de ascenso. Los otros dos eran Montilla y El Carpio. Apedem Montilla recibía a Palma del Río, que no se jugaba nada (cuarto y sin opciones), así que la victoria local se daba por hecha. El otro choque decisivo era justo entre Rute y El Carpio, en el estadio de Las Huertas. Rute y Montilla llegaban empatados a 39 puntos, mientras que El Carpio tenía dos menos, 37.

Si los ruteños ganaban, serían campeones y por supuesto ascendían. El empate también les daba el ascenso. Sin embargo, fue el encuentro nunca deseado y siempre temido en que todo sale mal. Sin apenas darse cuenta de que el partido ya estaba en marcha, los locales ya perdían 0-2 antes del primer cuarto de hora. Además, El Carpio tejió una tela de araña en defensa, ejecutando muy bien las ayudas, ante la cual los ruteños sólo crearon peligro en ocasiones puntuales. A partir de ahí fueron todo el partido a remolque, remando a contracorriente. Hasta en tres ocasiones redujeron distancias en el marcador, a un solo gol de un empate que hubieran dado por válido, y otras tantas los visitantes volvieron a abrir brecha hasta el 3-5 final.

El mazazo definitivo se produjo justo con ese último tanto visitante. Los pupilos de Juanjo Baena apretaban en busca del empate y lo tuvieron cerca en un más que probable penalti sobre Quisco Rovira. Para entonces, El Carpio ya estaba con uno menos por expulsión. La “batalla psicológica” se podía haber decantado hacia el lado ruteño: jugando mal habían podido empatar y tenían un jugador más… Pero ocurrió al revés: no habrían pasado ni cinco minutos del tercer tanto local (un golpe franco magistralmente lanzado por José Jiménez) cuando el árbitro pitó una falta en contra como mínimo más dudosa que el penalti no señalado sobre Rovira. El Carpio lograba “la manita”. Quedaba menos de un cuarto de hora y los ruteños, aunque voluntariosos siempre, bajaron los brazos. La decepción se hizo aún más patente al término del partido. Baena tuvo que aparcar la faceta técnica para hacer de psicólogo con los chicos y levantarles el ánimo.

Sólo con el paso de las horas, de los días, de las semanas, estos muchachos se quitarán por completo la amargura de encima y valorarán en su justa medida lo que han hecho. No es un tópico más recordar que para llegar con opciones a esta última jornada había que haber completado una temporada brillante. Han quedado terceros, son el segundo equipo más goleador y el segundo menos goleado, y hasta la última jornada lideraban esas tres facetas. Hay que tener en cuenta además las circunstancias en que el presidente del club, Juan Félix Montes, confió el proyecto a Juan José Baena, que a su vez eligió a otro ex-jugador, Domingo Torrejón, como segundo entrenador. Se metían en competición nada menos que con trece jugadores nuevos, todos ellos juveniles de primer año. Aun así, se han codeado hasta última hora e incluso todavía quedan opciones de subir. Según ha adelantado el presidente, Montilla tiene un equipo en primera provincial a punto de descender, que necesitaría nutrirse de algunos de los jugadores que han quedado campeones en segunda. Por tanto, su renuncia a la plaza de ascenso es una opción que está ganando enteros.

Tirando de más tópicos, otra clave puede ser que había tres equipos que se merecían subir y sólo dos plazas disponibles. En cualquier caso, para reponerse del chasco liguero está la Copa Diputación, que comenzará en breves fechas. Pero más allá de la parte meramente competitiva (o resultadista), todos coinciden en que se han sentado las bases para un proyecto a largo plazo. Baena ha hecho un trabajo técnico y táctico impecable, y nadie duda de que los mejores partidos que se han visto esta temporada en Las Huertas han sido los del equipo juvenil. Ha sido el que más ha ilusionado, hasta el punto de que han congregado a más aficionados de los que en los últimos años atraían los senior. Como él mismo dice, todo el mundo “ha disfrutado del fútbol”. Por si fuera poco, ha logrado hacer una piña entre chicos que, en algunos casos, casi no se conocían antes. El grupo humano que ha aglutinado es el marchamo y la mayor garantía de que los éxitos (por si esto no lo es) acabarán llegando.

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