El jurado popular declara culpable al acusado de matar a su mujer en Rute a martillazos

  • El autor confeso del crimen ha aceptado una pena de 21 años de prisión, así como una pena de alejamiento de sus hijos durante 35 años

El acusado, de espaldas, durante el juicio en la Audiencia Provincial (Foto: Diario CÓRDOBA)

Un jurado popular ha declarado por unanimidad a Juan Rosales culpable de matar a martillazos a su mujer, Piedad Cruz. Desde el pasado 12 de septiembre, el autor confeso se enfrentaba al juicio por este crimen machista cometido en Rute, en la madrugada del 1 al 2 de julio de 2019. Durante la vista en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba, el acusado había admitido que había golpeado a su esposa hasta causarle la muerte. A continuación, Rosales, de 46 años, había aceptado una pena total de 21 años de cárcel.

En mayo, la Fiscalía de Córdoba había pedido 23 años. Sin embargo, tras el relato por parte de la propia Fiscalía de los hechos, la defensa, la acusación particular y la Abogacía de la Junta de Andalucía habían acordado una pena de 20 años de prisión por un delito de asesinato. A ello se sumaba un año más por un delito de maltrato habitual por las discusiones violentas anteriores. Antes de dicho acuerdo, el jurado había mostrado su total disconformidad ante un posible indulto o la supresión de la pena de prisión.

Aparte de la cárcel, el acusado sufrirá la inhabilitación absoluta durante el tiempo que dure la condena. Además, deberá cumplir una pena de alejamiento de sus hijos, de al menos quinientos metros, durante 35 años. Tampoco podrá comunicarse con el tío, su esposa y los hijos de éstos en ese período. Asimismo, queda privado de la patria potestad y tendrá que asumir el pago de costas e indemnizar al hermano de la víctima con veinticinco mil euros y a cada uno de sus hijos con doscientos quince mil euros. De igual modo, estará sometido a diez años de libertad vigilada, durante otros cinco años no podrá llevar armas y hará cursos de igualdad de género.

El jurado popular ha considerado las atenuantes de confesión y reparación del daño. En cambio, se ha tenido en cuenta las agravantes de parentesco y violencia sobre la mujer. También se ha observado intencionalidad y alevosía, ya que la víctima no se pudo defender en ningún momento. Para ello, se ha basado en el testimonio del propio acusado, que el martes pidió perdón a la familia de la víctima, en su confesión de los hechos a la Policía Nacional y en el informe de la autopsia. También el acusado, a preguntas de su letrado, había reconocido que sigue un tratamiento psiquiátrico.

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