Editorial Octubre 2024

Justo en el año en el que se cumple el treinta aniversario de la creación del Museo del Anís se han presentado dos libros relacionados con la historia y la elaboración de uno de los productos ruteños más emblemáticos. El primero se presentó el pasado mes de septiembre y su autor fue el Cronista de la Villa, Manuel García Iturriaga. El segundo, lo hemos conocido este mes de octubre. En esta ocasión, la autoría ha correspondido al maestro, por partida doble, Antonio Casas López. Este ruteño que ejerció el magisterio durante décadas también aprendió el oficio de la calderería de su padre y abuelo. Ahora, a sus 82 años de edad, continúa siendo una persona curiosa y con ganas de seguir enseñando. A ambos hemos de agradecer el tiempo dedicado y el esfuerzo realizado por compartir, a través de esas páginas, dos libros imprescindibles y que no deben faltar en la biblioteca de ningún ruteño. El negocio del anís se remonta a siglos pasados. En Rute, en la década de los años 90 del siglo XX hubo cerca de cien marcas de anís diferentes. En nuestro pueblo, incluso, hubo años en los que se contabilizaron hasta cuarenta y cuatro marcas simultáneamente. Gracias a los datos ofrecidos por el maestro calderero, Antonio Casas, sabemos que el proceso de destilación es característico y propio de nuestro pueblo. Esto convierte al Anís de Rute en un producto único y genuino. La historia del anís de Rute, como también hemos escuchado, es la historia de un pueblo emprendedor y que evidencia la capacidad de sus gentes por ofrecer un producto de calidad. Curiosamente, en 2024, se han presentado dos publicaciones en un año muy señalado. Hace treinta años, en 1994, se inauguró el Museo del Anís. La inauguración de este museo nos lleva a la mención de otro ruteño a quién Rute debe reconocimiento. Nos estamos refiriendo a Anselmo Córdoba Aguilera. Este ruteño ha sido el principal impulsor de lo que, hoy por hoy, conocemos como turismo gastronómico o industrial. Su modelo ha sido clonado dentro y fuera de nuestras fronteras. Su trabajo ha sido también reconocido con el Premio Turismo de Andalucía, en el año 2020, en la categoría de excelencia turística. Fue un joven visionario que supo intuir la importancia de poner en valor una industria cuando apenas quedaban cuatro o cinco alambiques en Rute.
Por los demás, Rute afronta una nueva campaña de Navidad en la que los obradores, el Museo del Azúcar, el Belén de Chocolate, el Mueso del Jamón o las colecciones museográficas de Destilería Machaquito (con el reconocimiento de la Junta de Andalucía) o la más reciente de Anís de Raza continúan sumando y apostando por ese mencionado turismo industrial. Un turismo ligado a los productos y a las tradiciones de todo un pueblo. Una campaña de Navidad en la que cualquiera que nos visite podrá disfrutar, igualmente, de aceites de oliva virgen extra multipremiados. No obstante, aunque contemos con alojamientos rurales que ofrecen un lugar especial para pasar unos días, en Rute continúa faltando un hotel falta de un hotel. Tras la pandemia los dos que existían cerraron, y ése es el uno de los “talones de Aquiles” del turismo ruteño.
Al margen de la campaña de Navidad que es lo que nos ocupa en los próximos dos meses, mención especial merece Antonio Sillero Repullo. Este científico ruteño falleció el pasado día 4 de octubre. Sin duda, es una de los hijos más destacados que ha alumbrado nuestra tierra. Doctor en Medicina y Ciencias Químicas recibió también el Premio Villa de Rute en 2011. Sin embargo, Rute ha perdido la oportunidad de reconocerlo como uno de sus Hijos Predilectos de la Villa, un galardón que sólo ostentan otros tres ruteños, y que Antonio Sillero, igualmente, hubiera merecido (d.e.p)

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