Editorial NOV-DIC 2021

Pronto se cumplirán dos años desde que comenzó la pandemia. En marzo de 2020, cuando se declaró el estado de alarma por parte del Gobierno de la nación, comenzó una situación inédita y que muchos pensábamos que era imposible que se produjese en pleno siglo XXI. Nos resultaba difícil de creer que un virus pudiera poner en jaque a toda la población mundial. Menos aún pensábamos que esta situación se iba a prolongar hasta la actualidad. Tampoco podíamos imaginar que la crisis sanitaria que se había desatado iba a cobrarse tantas vidas en nuestro país. En concreto, en nuestro pueblo han sido treinta y dos las personas que han muerto a raíz de la Covid-19. Como saben nuestros vecinos y vecinas, la mayoría de esos fallecimientos tuvieron lugar durante los meses de marzo y abril de 2020, y otros tantos después de la tercera ola, en enero de 2021, tras las pasadas navidades.
Son episodios de nuestra historia reciente que costará olvidar. Además, durante este tiempo hemos vividos situaciones antes impensables: de confinamiento domiciliario y de privación de libertades individuales y colectivas. Los padres de ahora crecimos y hemos criado a nuestros hijos en un ambiente total de libertad, en el que esas limitaciones de movimiento y reunión eran absolutamente inconcebibles. Esta experiencia ha dado mucho de qué hablar a los sociólogos y ha generado secuelas psicológicas que aún no se han terminado de corregir.
De nuevo, ahora, afrontamos unas fechas navideñas con unas tasas de incidencia que van en aumento, y con un nivel alto de contagio. En la antesala de la Navidad, en esta sexta ola, la incidencia se ha elevado a cotas muy por encima de las del año pasado por estas mismas fechas. Por eso, cabe preguntarse si estamos en la misma situación que entonces o si la vacunación ha servido para algo. Según hemos escuchado decir a los expertos sanitarios, la situación no es la misma. La vacunación está resultando eficaz y los síntomas de quienes padecen el virus o algunas de sus variantes no están siendo tan lesivos como al principio. Por ahora, hay más nivel de contagios pero la peligrosidad parece menor, gracias precisamente a la vacuna. Sin embargo, las hospitalizaciones y las posibilidades de acabar en la UCI también están aumentando.
Por tanto, aunque la situación no es la misma que el año pasado no nos podemos relajar. La variante ómicron es muy contagiosa y para nada la crisis sanitaria está superada. De ahí que los responsables del Centro de Salud de Rute, justo cuando se ha comenzado a vacunar a los menores de 11 años, hayan hecho un llamamiento a la población para que extremen las medidas de seguridad. Insisten en el uso de mascarillas en entornos cerrados o multitudinarios y aconsejan evitar quedadas masivas. También en estos días, cientos de estudiantes vuelven a casa por Navidad, y aumentan las comidas navideñas. Por tanto, nos guste o no, no queda otra que ser responsables y contribuir a velar por nuestra salud colectiva. Aun así, no estaría de más que lo hiciésemos sin señalamientos y evitando juzgar al prójimo.
Pese a todo, nos encontramos a las puertas de la Nochebuena y en una campaña que se está saldando con muy buenos resultados para el sector agroalimentario, y para las empresas de dulces de navidad y anisados. Hemos podido hablar con los empresarios y todos los consultados han corroborado el aumento de ventas y facturación con respecto al año pasado, e incluso en relación al año 2019. De forma paralela, las tasas de desempleo en nuestro pueblo han continuado descendiendo en el mes de noviembre.
Así pues, concluye un año marcado por la pandemia y la recuperación económica de las empresas del pueblo, y en el que se ha retomado por completo la actividad deportiva, social y cultural del municipio. El año que comienza promete ser intenso. Es el último completo del actual mandato. Se afronta ha dicho el alcalde Antonio Ruiz, se afrontará con uno de los presupuestos más elevados de los últimos ejercicios. Según los informes de Intervención, la situación económico-financiera actual es muy distinta a la de hace ocho años. Sigue habiendo deuda que pagar, pero ésta se ha reducido drásticamente. Se ha pasado de los once millones que había en 2011 a los algo más de los tres y medio actuales.
Sin embargo, existen importantes proyectos aún sin terminar. Los representantes del PP ya se han referido a algunos de ellos. Recientemente, en una comparecencia pública que tenía lugar en noviembre, acusaban al alcalde de mentir con la ansiada ampliación del polígono industrial. En 2019, el pleno municipal aprobó el plan parcial correspondiente a esta ampliación. Tras el parón por la pandemia, en junio de este año, el alcalde daba a conocer el proyecto de redacción y anunciaba el comienzo de los trámites de reparcelación y adjudicación de obras. Entonces, Antonio Ruiz informaba de los numerosos trámites y trabas que han sido necesarios solventar para llegar a este punto. Además, adelantaba que esas obras empezarían a principios de 2022. Por tanto, en los primeros meses del próximo año podremos comprobar si finalmente esas obras se ponen en marcha según lo previsto. De momento, lo que no ha sido posible es la inauguración del futuro Centro Cultural Pintor Pedro Roldán, que se esperaba para el pasado otoño.

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