Editorial febrero 2018

El primer pleno municipal del año, celebrado en febrero, marca un momento crucial  de un mandato que ya ha traspasado su ecuador sobradamente. Dos cuestiones denotan este hecho. Por un lado, ha sido el momento escogido por José Antonio Pino para hacer efectiva su renuncia como concejal del PP. Se ha ido sin querer hacer demasiado ruido, alegando cuestiones de tipo personal y profesional. Pero él mismo reconoce que hubo un punto de inflexión, un antes y un después, en su devenir político. A poco que los ruteños echen la mirada atrás recordarán que Pino fue uno de los concejales más activos e implicados del grupo municipal del PP durante el anterior mandato. Lo fue hasta el punto de ser “premiado” por sus compañeros a nivel provincial y ser escogido para formar parte de su equipo de trabajo. Antes de entrar como concejal del PP pocos sabían quién era José Antonio Pino: un chico joven, maestro, llegado de una de las aldeas, Llanos de Don Juan.

Durante cuatro años, en cambio, se hizo visible. Prueba de ello es que fue uno de los concejales más críticos y vigilantes de la gestión municipal junto a su compañera Eva María Cobos, ahora también fuera de la actividad política municipal; el actual portavoz popular, David Ruiz; y el fallecido José María Benítez. De hecho, se le auguraba un buen porvenir político. Sin embargo, pasadas las elecciones de 2015, lejos de consolidarse su trayectoria política, nuevos actores políticos entraron en juego en el grupo municipal del PP. Fueron los casos de Carmen María Arcos, Rafael García, Dolores Ortega o Andrés García. Y él pasó a un segundo plano. Durante el actual mandato cuesta creer que en estos años haya seguido formando parte de la Corporación municipal. A diferencia de los cuatro anteriores, sus intervenciones públicas han sido más bien escasas o inexistentes. José Antonio Pino se ha ido, no sin antes animar a cualquier persona que tenga inquietud política a participar en la vida pública, y admitiendo que a él le gusta dicha labor. De momento, no sabemos si volverá al terreno político, aunque no lo descarta, o si definitivamente la política local ha perdido uno de sus activos.

Por otra parte, una cuestión que, a nuestro juicio, pone de manifiesto que los partidos comienzan a pensar en los comicios del 2019 es el ambiente tenso que se respiró en la primera sesión plenaria del año y el tono empleado por algunos concejales. La pérdida de un taller de empleo de ayuda a domicilio y la reivindicación la construcción de un parque comarcal de bomberos han sido los caballos de batalla de los populares. Por su parte, el equipo de Gobierno continúa con una gestión que dentro de año y medio de nuevo será evaluada. En febrero se ha anunciado que el próximo curso el colegio Fuente del Moral contará con un comedor escolar.

Al margen de la política y la gestión municipal, cabe destacar el suplemento especial sobre el comercio que publicamos en este número de febrero. En él, se pone de manifiesto la importancia del comercio en nuestra localidad. En nuestro prepondera el empresario individual o autónomo. A su vez, contamos con una economía local en la que la tasa emprendedora está por encima de la andaluza y en la que si se atiende a las altas en la actividad económica el comercio ocupa un 40%, seguido del sector servicios, con un 34%, y la industria, con un 14%. Por todo ello, este suplemento se edita para hacer visible esa realidad de nuestra economía local y contribuir con la cultura emprendedora del municipio.

Para concluir, nos congratulamos de que el Carnaval sigua consolidándose como una de las fiestas populares por excelencia. Por lo demás, febrero termina, un año más, con el merecido homenaje de su Ayuntamiento a los empresarios, deportistas o colectivos destacados a nivel social o cultural, con el otorgamiento de los Premios Villa de Rute. Por la parte que nos corresponde, Radio Rute recibe una distinción especial en la presente edición como muestra del reconocimiento al trabajo que viene realizando desde hace ahora 25 años. La radio pública local ha logrado consolidarse gracias a infinidad de pequeños detalles: al esfuerzo y constancia de un grupo de personas que trabajan diariamente para convertir este medio en portavoz de todos sus vecinos; a un amplio grupo de colaboradores que han encontrado en la radio ruteña la forma de expresarse y compartir sus inquietudes; a los oyentes que cada día sintonizan su emisora municipal para estar al tanto de la actualidad más cercana; al apoyo y apuesta del Ayuntamiento por un servicio de este tipo; y cómo no, a los colectivos y asociaciones, que han considerado a su emisora municipal como un medio idóneo para dar a conocer su actividad. Por eso, el hecho de que lo que comenzó siendo un proyecto de unos jóvenes ruteños entre el año 1992 y comienzos del 1993 se haya convertido en una radio local sólida es producto y mérito de todo el pueblo de Rute.

 

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