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Se trataba de batir el registro con un mayor número de personas partiendo jamón de forma simultánea
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La iniciativa estaba promovida por una plataforma de Sierra de Yeguas (Málaga) con un fin solidario
Dos personas de Rute estaban entre las 202 que participaron el pasado 20 de septiembre en una curiosa iniciativa, en Sierra de Yeguas (Málaga). Se trataba de establecer una marca mundial cortando jamón. Para poder inscribir el registro en el Libro Guinness de los Records, todos los cortadores debían ser profesionales. Domingo Vadillo lo es desde hace cinco años. Cuenta además con el título otorgado por la Escuela Internacional de Cortadores de Jamón. Para ello, tuvo que hacer el pertinente curso, donde aprendió las distintas razas y las medidas que se suelen aplicar a la hora de cortar las lonchas, entre 0,5 y 1,5 milímetros de grosor. Eso sí, asegura que, tras la formación del curso, quedaba por delante mucha práctica. A través de la página web de la escuela supo de la existencia de esta convocatoria. Vio que quedaban dos plazas disponibles y junto a él apuntó a otro cortador de Rute, Rafael Ruiz.
- En Málaga se juntaron los tres Record Guinness en diferentes modalidades o el actual campeón de España, entre otros
- Cada participante debía cortar durante dos minutos lonchas entre 0,5 y 1,5 milímetros de grosor
La idea había surgido de una plataforma de Sierra de Yeguas y, aunque en la localidad malagueña llevaban tiempo detrás de batir la marca, de fondo había un fin solidario. Pretendían ayudar a una persona del municipio con problemas de corazón. Para ello había primero que cubrir lo que supone organizar el evento. Formar parte del Guinness conlleva contar con un notario y un testigo, entre otros gastos, que elevan el montante a cuatro mil ochocientas libras, unos seis mil euros. Ese jurado debía medir “con un escalímetro” las lonchas que se habían partido en un tiempo de dos minutos. Así, comprobaban que estaban en ese límite entre 0,5 y 1,5 milímetros.
La forma de costear el evento y además sacar algún beneficio para ayudar a esta persona también era llamativa. Había una empresa que costeaba un jamón para cada uno de los cien primeros participantes. El resto debían aportar su propia pieza. Después, se había habilitado una carpa donde la gente consumía bebidas y los platos con las lonchas cortadas. A su vez, los participantes contaban con sus propios patrocinadores. En el caso de Rafael Ruiz era su empresa familiar, Gloria e Hijos, mientras que con Domingo Vadillo colaboraron el restaurante El Vado y Anís Machaquito, que además donó cuarenta botellas para la jornada.
Domingo asegura que en torno al jamón y al arte de cortarlo hay “todo un mundo”. La experiencia le ha resultado satisfactoria por muchos factores: por cómo ha evolucionado la técnica, por el hecho en sí de colaborar y por la gente que ha conocido. Tuvo ocasión de estar con tres cortadores que ostentan otros tantos Record Guinness individuales: el de la loncha más larga, de 35 metros, el más rápido, con tres jamones en una hora, y el de mayor número horas seguidas cortando jamón, nada menos que 72. También estaban el actual campeón de España y el subcampeón. En definitiva, había profesionales de los que se puede aprender mucho, aunque confiesa que, al no ser un concurso, no estaba de por medio la rivalidad o la necesidad de “esmerarse” en el plato. Con todo, la convivencia con estos maestros enriquece y permite darse cuenta de que cortar jamón no se reduce a sacar lonchas finas. Aspectos como su distribución o la presentación del plato influyen en el resultado final, que no es otro que conquistar los paladares.