Dignidad

Llevamos ya más de un año de que la vida nos cambió como nunca imaginamos que nos cambiaría, y durante todo éste tiempo, como tristemente no podía ser de otra manera, la vida nos ha enseñado que la inmensa mayoría de nuestros gobernantes están no al nivel que pensábamos que estaban, no, están muy por debajo. A nivel local, nos encontramos con un gobierno municipal y un Alcalde, que ni en pandemia es capaz de dejar la política barata de lado, y mostrando su peor cara, no duda en aprovechar la más mínima oportunidad para criticar al gobierno de la Junta de Andalucía por el mero hecho de no ser de su mismo color político, muy en sintonía con la forma de actuar de sus amigos de Moncloa, que como si de en una burbuja vivieran, durante el último año nos ha demostrado el Gobierno de la Nación, que como no podía ser de otra manera, vive completamente al margen de los problemas de los españoles, como si ésto de la pandemia y la mayor crisis mundial que hemos vivido desde la II Guerra Mundial no fuera con él. Y es que después de asistir atónitos al despropósito de gestión por llamarlo de alguna manera que está llevando a cabo, nos encontramos en las últimas semanas con una suerte de Juego de Tronos, que por lo pronto, como si de la Boda Roja se tratara, se ha cobrado su primera víctima en un partido político al que le pudo la ambición y se ha olvidado de que en éste momento, lo más importante es la salud de los españoles y no los juegos de poder, y quien olvida eso, está condenado a pagarlo muy caro. Al gobierno le ha salido muy caro el juego electoral en las elecciones de Cataluña, y va camino de salirle muy caro el juego electoralista en la Comunidad de Madrid. Después de un año de ésta maldita pandemia y más de 70000 fallecidos, es una ofensa al pueblo pararse a jugar al ajedrez político por conseguir algo de notoriedad política y repercusión. Es algo que no se puede consentir, y si quedara algo de dignidad política, todos los que están en esas cuitas en lugar de en la lucha contra la pandemia, deberían dimitir e irse para su casa, pues han traicionado la confianza del pueblo que los eligió. La vida no es una serie de televisión para ir añadiéndole giros de guión para darle más emoción al próximo capítulo y alargar la ficción. La vida supera duramente cualquier ficción que podamos imaginar, y por ello, en momentos de crisis, es necesario tener a líderes que den la cara y afronten los problemas de frente, que se olviden de frases rimbombantes, que dialoguen y asuman responsabilidades, que estén dispuestos a asumir el coste político de sus acciones, pues de sus decisiones, aunque a veces impopulares, depende el futuro de todos, depende el salvar cientos de vidas. Hacen falta líderes, que lideren, líderes como Isabel Díaz Ayuso, o como Juanma Moreno, líderes que están en el día a día, en los problemas de la calle y no en reescribir la historia a su antojo o en resolver problemas del Siglo XIX.
Por último, queremos pedir a todos, responsabilidad. Lo hemos pasado muy mal, especialmente en nuestro pueblo. Es imposible evitar al 100% la enfermedad, pero está en nuestra mano ponérselo más difícil al virus, haciendo lo que esté en nuestra mano por mantenerlo a raya. Por favor, a todos, responsabilidad.

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