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La idea es implicar a los menores, que colaborarán comprando papeletas que siempre tendrán premio
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Con lo recaudado se ayudará a los refugiados sirios, además de reforzar la atención a las familias ruteñas
El 11 de octubre se celebra en España el llamado “día de la banderita”. Con ese nombre, Cruz Roja promueve cuestaciones en todo el país. Más bien es una fecha orientativa. Luego, cada asamblea local la adelanta o pospone por criterios prácticos. Así, en Rute se celebra siempre en un sábado, aprovechando la afluencia de gente al mercadillo. Este año, hablan de una “campaña de la banderita”. Según explica Rosa Granados, técnica de la asamblea ruteña, va a haber dos jornadas de cuestación, con diferentes perfiles de público. En las semanas previas se ha buscado la colaboración de empresas y comercios de Rute. Ahora, llega el momento de dirigirse a la ciudadanía. Así, el sábado 10 llega el día de la banderita propiamente dicho. Para esa jornada matinal, como es costumbre, se ha pensado en habilitar tres mesas en el casco urbano: una en plena zona de mercadillo, en el cruce de la calle Del Mercado, con Blas Infante; otra en la travesía, a la altura de la televisión local y el supermercado; y una tercera en el Barrio Alto, en la calle Fresno. Como complemento a estas mesas, María José Carmona, voluntaria de Cruz Roja en rute, recuerda que ella y otros compañeros y compañeras están con huchas en las calles aledañas y en los locales comerciales, para facilitar la tarea a quien desee colaborar.
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A esta cuestación habitual, en la que cada persona aporta el donativo que buenamente puede o desea, se suma este año la “tómbola solidaria” que se hará una semana más tarde, en la tarde del viernes 16. Con ella, en palabras de Granados, se quiere fomentar la sección de Cruz Roja Juventud y hacer partícipes a los más pequeños. Para ello, se está preparando una serie de actividades de animación infantil, gracias también a varios comercios locales y empresas de ocio y tiempo libre. Se podrán disfrutar en el Parque Nuestra Señora del Carmen, junto a la tómbola en sí. María José Carmona ha remarcado que será una tómbola al uso: cada menor colabora comprando una papeleta, a un precio de 2 euros, con el aliciente de que “siempre tendrá algún premio”. Ello es posible por las empresas y tiendas de juguetes del municipio, que han donado todo el material. De esta forma, lo que se recaude con las papeletas será íntegramente para la asamblea local.
Carmona simboliza a las muchas personas que colaboran de manera altruista. Destaca que los voluntarios no perciben un sueldo “pero tampoco se gasta”. Su ayuda es su tiempo. Por eso, apela a quien disponga de “un rato libre” para que eche una mano. No faltan tareas, ya sea en el centro de estancia diurna, el ropero, el banco de alimentos y campañas puntuales, como la de reparto de material escolar. Tanto ella como Rosa Granados reiteran la idea de que, como ocurre con los donativos, cada persona dedica el tiempo que pueda. La técnica reconoce que su labor resultaría “imposible” si no se contara con las más de veinte personas que hay ahora mismo. Entre ellas, alternan quienes sólo pueden ir de forma puntual, por ejemplo sólo para vender lotería o el día de la banderita, con otros que van cuatro horas diarias. Lo importante, sentencia, es que todo el mundo “es bienvenido y puede aportar cosas nuevas”.
La cuestación de la banderita, reforzada en esta ocasión con la tómbola, tiene cada año un destino específico. En este se quiere hacer hincapié en los refugiados. Rosa Granados subraya y matiza: se ayuda a los refugiados “además” de la labor que día a día se hace con las personas de la localidad. Si alguien tiene la tentación de pensar que es un tema que queda lejos, o que sólo se ayuda a refugiados o inmigrantes, pone sobre la mesa que en la sede de Puente Genil ya se ha socorrido a mil doscientas personas de nacionalidad siria, “y las están derivando a otras delegaciones”. Al mismo tiempo insiste en que no se abandona la atención más cercana. Por ejemplo, en lo que va de año en la provincia se ha hecho con “dos mil cuatrocientos menores en riesgo de exclusión y más de treinta y siete mil personas en riesgo de extrema vulnerabilidad”. Estos datos demuestran, según la técnica, que desde Cruz Roja se intenta llegar “a todo el mundo”.
