Con la “Operación Escobón” la Guardia Civil da por desmantelada la principal red de narcotráfico existente en Rute

El subdelegado de Gobierno con el teniente coronel junto a parte del  material intervenido

El subdelegado de Gobierno con el teniente coronel junto a parte del material intervenido

Tres personas detenidas, mil cuatrocientas dosis de cocaína incautada y once armas intervenidas, entre otros efectos, son el resultado de la “Operación Escobón”, realizada en Rute por la Guardia Civil contra el tráfico de drogas en la provincia y culminada el pasado 25 de junio. Los tres detenidos, de 47, 27 y 30 años, pertenecían a un mismo clan familiar. Se les imputan los delitos de tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas y receptación. Con la operación se ha desmantelado el laboratorio donde se adulteraba la cocaína para su distribución y venta. Además de la droga y los útiles del laboratorio, se han intervenido efectos de procedencia ilegal que se receptaban a cambio de pequeñas partidas de droga. Entre ellos, había un revólver de calibre 38, tres escopetas de caza, cinco carabinas de aire comprimido, una pistola detonadora y una pistola lanza bengalas, así como numerosa munición.

Igualmente, se ha intervenido numerosas joyas, una furgoneta, un turismo de gama alta y 16 teléfonos móviles. En el interior de los domicilios registrados la Benemérita localizó más efectos de ilícita procedencia. Según han informado, los inquilinos no pudieron acreditar su legítima propiedad. Entre estos objetos había numerosas joyas, maquinaria agrícola, motores y herramientas, y 120.585 euros, producto de la venta. Por último, al grupo de narcotraficantes también le han sido incautados los medios utilizados para su actividad delictiva, como dieciséis teléfonos móviles, varias motocicletas, una furgoneta y un turismo de gama alta.

El subdelegado de Gobierno, Jesús María Ruiz, y el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Córdoba, José Ignacio Criado, han comparecido ante los medios en el Puesto Principal de la Guardia Civil de Puente Genil. Allí han expuesto todos los detalles de cómo se llevó a cabo la operación. Dado el elevado volumen de efectos incautados, y ante la certeza de que la mayoría proceden de robos o hurtos en la Subbética, y “posiblemente” en localidades vecinas de Granada, Málaga y Sevilla, la Guardia Civil ha difundido la relación completa se ha mostrado muy interesada en que se publiciten las fotografías y referencias. La idea es que las víctimas puedan identificarlos y recuperarlos en el acuartelamiento de Puente Genil. En este punto quedarán depositados hasta finales de julio.También se puede consultar la lista completa en el Puesto de la Guardia Civil de Rute, en horario de oficina, de nueve de la mañana a dos de la tarde.

Desde mediados de 2008 la Guardia Civil venía recibiendo información en el puesto de Rute y las unidades antidroga de la Comandancia de Córdoba. Se apuntaba que la droga era distribuida en la barriada de Los Pinos. Hasta allí acudían consumidores de cocaína de localidades cordobesas y malagueñas. Las primeras investigaciones se centraron en una familia de etnia gitana. Además de una vivienda en esta barriada, se había construido “un impresionante chalet-palacio” en las afueras.

Tras una reunión de la Junta Local de Seguridad de Rute, el 10 de diciembre de 2008, la Benemérita identificó a dos de las personas que se dedicaban al “menudeo” en Los Pinos. Fue la conocida como “Operación Rucho”. En aquella ocasión se intervinieron más de noventa papelinas de heroína y cocaína preparadas para su venta. Además, se incautaron numerosas joyas, dos cámaras fotográficas, seis videoconsolas, una pistola detonadora, munición de fogueo, equipos informáticos, tres vehículos y más de 3.400 euros.

Ya entonces los investigadores estaban convencidos de que detrás había una organización que abastecía de droga a los dos detenidos. Con el tiempo se comprobó que los movimientos se habían trasladado a la barriada de Jesús Obrero. Allí numerosas personas visitaban “a cualquier hora y por tiempo muy escaso” distintos domicilios. Se les identificó como consumidores habituales de droga. Sin embargo, los narcotraficantes ahora detenidos contaban con medidas de seguridad. Con el apoyo del resto del clan familiar, controlaban los accesos a la barriada y la presencia y movimientos de personas extrañas. Todo esto complicó la investigación policial. Aun así, finalmente se pudo “marcar” los domicilios concretos empleados como puntos de venta de la droga.

A partir de ahí, la Policía Judicial de la Guardia Civil estableció los dispositivos operativos de verificación de personas y vehículos. Junto a los datos aportados por los ciudadanos, se pudo identificar a todos los integrantes del grupo delictivo. Al frente estaban el cabecilla de la organización, su hijo y la esposa de éste. Eran los responsables de seguridad y, según varios testimonios, habían llegado a amenazar y agredir a algunos vecinos de Rute, al sospechar que pudieran ser informadores de la Guardia Civil.

Paralelamente a la investigación, la Policía Judicial pudo comprobar el alto nivel de vida y las fuertes cantidades de dinero en efectivo que manejaban los detenidos. Todo ello sin que ninguno tuviera una actividad laboral estable, ni dispusiera de otro tipo de ingresos conocidos. Además, los miembros del clan eran propietarios de varios inmuebles, como cuatro viviendas y cocheras, un BMW, camiones y motocicletas. El principal detenido posee un chalet de más de 400 metros en las afueras de Rute, construido en una zona “dudosa”, según José Ignacio Criado.

Tantos datos llevaron a judicializar de nuevo la investigación, que siguió aportando pruebas de la existencia de “un grupo organizado de delincuentes dedicado al narcotráfico y distribución al menudeo de drogas”. El grupo estaba “perfectamente estructurado y jerarquizado”. El cabecilla se encargaba “personalmente” de adquirir la cocaína en otras provincias y vender las cantidades importantes a otros distribuidores. En un segundo escalón, su hijo y la esposa de éste preparaban la droga para su venta y distribución al “menudeo”. La Guardia Civil verificó que lo hacían en presencia de sus propios hijos, menores de edad.

El pasado 23 de junio los investigadores tuvieron conocimiento de que los detenidos habían recibido unas “armas”. Ante la potencial peligrosidad, se decidió acelerar las detenciones para evitar que hubiera algún incidente de irreparables consecuencias. Se dio así por concluida la investigación y se procedió a la explotación de la operación, después de avisar a la Autoridad Judicial. Según Criado, “no se podía esperar más”. No se podía asumir el riesgo, entre otras cosas porque ya sabían que la organización “había adoptado medidas de presión sobre los vecinos para que nadie dijera nada”. Finalmente, esa explotación se llevó a cabo el día 25.

Acto seguido, se solicitó al juez que declarara secretas las actuaciones hasta completar la investigación. El secreto de sumario ha permanecido declarado hasta primeros de julio. Al margen de rumores “que no se pueden evitar”, tan sólo conocían los detalles el Ayuntamiento de Rute, el subdelegado de Gobierno y quienes tenían alguna responsabilidad en la operación. De esta forma, la investigación “no se ha estropeado”. En la explotación participaron 20 efectivos de la Unidad de Reserva de Seguridad Ciudadana (USECIC), casi treinta de la propia compañía, gente del equipo de investigación de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial, el equipo de Puente Genil, y el puesto de Rute, “que se incorporó al completo un poco por realización personal, ya que ellos lo habían iniciado”. También participaron cinco secretarios judiciales y seis agentes judiciales.

Criado ha aclarado que, junto a los tres detenidos, la red integraba a “muchas más personas”, pero cuando se detiene una organización lo que se intenta es “desarticular la dirección”. Con los responsables fuera de juego, cree que los “enfermos o toxicómanos” que hacían la venta a pequeña escala no tienen mucho que hacer. Por esta misma razón, no importa que la cantidad de droga incautada pueda resultar “pequeña”. De haber esperado unos días esa cantidad podría haber sido mayor, pero les preocupaba más que se hubiera usado el revólver y sobre todo acabar con la organización. Con las detenciones llevadas a cabo, asegura que dicha organización se puede considerar “plenamente desarticulada”.

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