Cerca de cuarenta corredores desafían al calor en la II Moonlight Run del Club Atletismo Rute

La carrera partió del Paseo Francisco Salto y discurrió por el camino del Pamplinar
La carrera partió del Paseo Francisco Salto y discurrió por el camino del Pamplinar

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La pasión por correr puede imponerse al sopor y las altas temperaturas. Y es que en torno a las nueve y media de la noche del primer viernes de julio, la temperatura en el casco urbano de Rute estaba muy por encima de los treinta grados, con una humedad más que considerable. A esa hora se había fijado la salida para la II Moonlight Run (carrera a la luz de la luna). Así denomina el Club Atletismo Rute a su quedada nocturna. Son muchos los encuentros de este tipo que han proliferado en los últimos años. Se aprovecha que hay luna llena para salir a correr cuando el calor (en teoría) empieza a remitir. No era mucha la tregua que daba  en Rute, pero aun así, entre treinta y cinco y cuarenta corredores se animaron a completar la ruta que se había programado. La cifra supera en una decena aproximadamente a la primera edición. Para la concejala de Deportes, Mónica Caracuel, esto confirma el auge de las carreras populares de todo tipo. Cree que es necesario que el Consistorio respalde estas iniciativas. Se puede hacer desde el ámbito estrictamente deportivo, pero también con la colaboración de la Policía Local regulando el tráfico hasta que se salió del casco urbano.

Como mujer, animó a que haya más chicas en estas carreras. La mayoría de los que fueron a la quedada eran varones. El presidente del club, José Ariza, también instó a que las muchas mujeres que salen a correr habitualmente se sumen a encuentros de este tipo. Además, la carrera estaba abierta a todo el mundo, no sólo socios del club. Al fin y al cabo, como apuntaba, era una marcha de convivencia a ritmo tranquilo. De hecho, se habían previsto varios reagrupamientos a lo largo del recorrido. La idea, en palabras de Ariza, no era hacer una carrera “competitiva”, sino unirse la gente a la que les gusta este deporte, practicarlo en una noche de convivencia y terminar cenando juntos. Así ocurrió el año pasado y se ha repetido esta vez. Entonces se acabó en el camping del Pantano.

Esta vez se apostó por un recorrido “circular” que empezara y concluyera en el casco urbano. La prueba discurría por el camino del Pamplinar y daba la vuelta por la antigua carretera de Iznájar, para concluir  en el hotel El Mirador. Se ha hecho así por dos razones, por no tener que desplazar primero los coches y volver luego conduciendo, pero también para promocionar distintos establecimientos de Rute. Por lo demás, aparte de este auge de las carreras nocturnas, el presidente reconoce que en esta época es casi imposible salir a otra hora. No en vano, el calendario de carreras populares está casi en blanco en este período, muy lejos de la efervescencia de otros meses. Para el propio club, en principio, ésta ha sido la última actividad como entidad que organiza o en la que participa hasta después del verano.

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