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Tras dos décadas, se inaugura por todo lo alto este edificio llamado a marcar, según las autoridades locales, un antes y un después en la cultura de Rute
Inaguración CEMAC Pintor Pedro Roldán
A veces, unos cuantos tópicos, lugares comunes y citas literarias bastan para definir una realidad concreta. Ocurrió en Rute en la mañana del sábado 19 de febrero. Poco antes de mediodía confluyeron en la calle Fresno la Banda Municipal, autoridades, gente de la cultura y amiga del pintor Pedro Roldán. Allí se inauguraba el Centro Municipal de Arte y Cultura (CEMAC) al que da nombre. Vista su terminación (en todos los sentidos) al cabo de dos décadas, cabe concluir que “bien está lo que bien acaba”. Si un siglo después aún suena que “veinte años no es nada”, algo de razón tendrían Gardel y su tango. Por medio, queda un millón doscientos veintisiete mil euros de inversión, la mayoría, un millón cuarenta y dos mil, a cargo de la Diputación. Su estreno debía ser acorde a un proyecto con vitola de marcar “un antes y un después en la cultura local”.
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Tras los himnos de Rute, Andalucía y España, el propio artista y el alcalde Antonio Ruiz cortaron la cinta para acceder al inmueble. Dentro, previa proyección de un vídeo, se asistió a un acto que, además de la figura de Roldán, reivindicó el potencial cultural del pueblo. No en vano, entre el público estaba la Hija Predilecta de la Villa y Premio Nacional de Poesía, Ángeles Mora. De conducirlo se encargó la directora de Radio Rute, Mariana Moreno, que evidenció que Pedro Roldán “pinta los sueños para que nosotros soñemos con él”. Si Blas de Otero definió a Velázquez como el “pintor de la verdad”, de Pedro Roldán podría haber afirmado que es el pintor de la luz y el color.
Él mismo evocó a un niño de 14 años que entre la Fuente Alta y la sierra recibió esa revelación cromática como “una sinfonía de colores”. Cuando sintió “latir el corazón de la tierra”, comprendió que no bastaba con mirar “sino que había que amar las cosas”. Faltaba mucho para que José Luis Garci, en su adaptación al cine de “Canción de cuna”, sentenciara que “saber mirar es saber amar”, pero Roldán ha consagrado su vida artística a esa idea. Si es así, no cabe duda de que el amor preside su obra. Como “El Principito” de Antoine de Saint-Exúpery, sabe ver lo esencial porque no mira con los ojos sino con el corazón.
Intercaladas con el Grupo de Cámara “Jóvenes Artistas Ruteños”, su intervención daría paso a las del alcalde y Ana Lazo. La concejala de Cultura ha capitaneado “el equipo CEMAC” y su tesón ha sido el pulmón que ha dado aire a un edificio “sin vida” para que tenga “alma y corazón”, y revitalice el Barrio Alto. Confesó sentirse “sobrepasada”, pero el CEMAC Pintor Pedro Roldán ya respira cultura para acoger las siete artes representadas en el logo de la entrada. Su teatro, con 131 butacas “y tramoyas”, o su sala de exposiciones, reestrenada con la retrospectiva “Camino”, del homenajeado, son sólo parte de las posibilidades que se abren tras sus puertas.
Al cabo de tal esfuerzo, Antonio Ruiz admitió que la política compensa con momentos así. Son días, aseguró, para presumir de pertenecer a un pueblo “espectacular” con la mayor de las riquezas, su gente. Ruiz tiene claro que la cultura no supone un gasto sino una inversión, “porque nos enriquece y nos hace crecer como personas”. Por eso, está convencido de que, si un pueblo también se mide por su cultura, en Rute “somos millonarios”. Ya existe el continente. El contenido llega con una última semana de febrero llena de actividades. No es un fin de fiesta. Es sólo el principio.