Otro caso patrimonial ruteño: el carnaval

Los orígenes del carnaval, desde una perspectiva general, son discutidos. Algunos estudiosos sitúan estos orígenes en el periodo medieval europeo, mientras otros proponen que son mucho más antiguos, incluso, los relacionan con los ritos paganos greco-romanos. En la actualidad, esta fiesta de claras influencias religiosas, no olvidemos que surge como respuesta popular a los cuarenta días de abstinencia que le precedían, tiene un importante hueco en el patrimonio cultural de nuestro pueblo. No obstante, debemos destacar que esta realidad no sería posible si no existieran unos precedentes, los cuales justifican la repercusión y colorido de nuestra fiesta. El carnaval en nuestro pueblo es nexo de unión, disfrute y motivo de orgullo popular.

Que Rute es patria de carnavaleros es una realidad, muchos de nuestros paisanos han dado colorido a la fiesta con sus esmerados disfraces. A tal punto llegó que incluso han recibido la concesión de la Mención Especial en los Premios Villa de Rute. Este apoyo institucional ha ayudado a consolidar y reforzar la fiesta, sin embargo, contamos con esta ayuda desde la llegada de la democracia. Ya que, durante la dictadura la fiesta fue perseguida, esta circunstancia no evitó que se siguiera festejando, desafiando la represión. Esto nos permite asignar un destacado componente social y reivindicativo en nuestro carnaval, cuyo máximo exponente son nuestras murgas y chirigotas.

El traje carnavalero habitual y tradicional en nuestro pueblo hasta hace no muchos años era el mascarón. Este se componía con harapos y retales de tela acompañados por una mascará o prenda que evitara desvelar la identidad del disfrazado; no obstante, los tiempos cambian y nuestro carnaval también sufrió los efectos de la globalización. El tradicional entierro de la sardina, siempre celebrado el miércoles de ceniza, es nuestro buque insignia. Se trata de una fiesta viva donde el relevo generacional es una constante, esto nos permite cada año disfrutar de las solemnes pompas fúnebres con intensidad. Desde hace mas de una década se viene celebrando cada segundo sábado de carnaval un pasacalle temático, donde locales y foráneos visten de alegría las calles de nuestro pueblo, acompañados por batucadas y charangas; la música es otra constante en todos los actos carnavaleros ruteños.

En la actualidad el principal enemigo del carnaval es la desvirtualización de la fiesta, el carnaval va más allá de aprovechar la fiesta para embriagarse en espacios públicos. Es por ello por lo que la responsabilidad de mantener el legado recae, por un lado, en cada uno de nosotros, mientras que, por otro, las autoridades deben alentar y concienciar sobre un disfrute responsable.

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