Carmelo Santana “se doctora” como devoto de la Morenita

  • El párroco de San Francisco de Asís ofreció a la Virgen de la Cabeza un pregón lleno de lirismo, honestidad y vivencias acumuladas en sus cuatro años en Rute


Galería Coronación y Pregón

Después de que los hermanos de Andújar anuncien las Fiestas de Mayo de la Virgen de la Cabeza, con los cantos y ecos de Sierra Morena, el pregón y la coronación son pórtico de sus días grandes. La coronación es doble, la de la reina juvenil, Estefanía Fernández, e infantil, Alejandra Cruz. Las dos impusieron las respectivas bandas a sus damas de honor. Ellas, la hermana mayor, Victoria Garrido, o el pregonero, conforman un elenco donde la protagonista es la Morenita. A Ella vuelven todos la vista; todos menos uno, justo el pregonero. Esta vez ha ejercido tal cargo el párroco de San Francisco, Carmelo Santana, que advirtió que era el único que no estaba contemplando la imagen que ensalzaba. No resistió e hizo un alto en el camino de su palabra para dedicar una mirada a la Virgen. La sonrisa perenne de su Morenita fue el visto bueno que le animó a seguir.

Para entonces, ya había abierto su corazón. Había contado cómo una decisión un tanto inesperada del Obispado lo había traído hasta aquí. Antes, su primer acercamiento al pueblo y a la Virgen de la Cabeza había sido toda una revelación. Ocurrió en 2015, en Córdoba, en los días previos a la Magna Mariana “Régina Máter”, cuando la Morenita permaneció en la iglesia de San Andrés. En aquella semana, que culminó con la histórica salida del caluroso 27 de junio, Carmelo Santana se cercioró del calado del mayo ruteño, la religiosidad popular en su expresión más vitalista y entusiasta.

Poco después vino a Rute. Desde su llegada el sentimiento de “cabezón” no ha dejado de crecer. Alternando prosa y verso, y en ambos estilos con un marcado acento lírico, detalló cómo ha ido sintiendo cada uno de los momentos que durante todo un año realzan a la Virgen de la Cabeza. Mencionó a los caleros fundacionales, que extendieron el fervor traído del Cerro del Cabezo hasta más allá del Hacho. Recordó a los hermanos de Andújar, a los de varal, la salida extraordinaria con motivo de la Candelaria, ya con carta de oficialidad, y cómo no, la magia del segundo domingo de mayo, la doble procesión de la Morenita, cuya talla alcanza rango celestial en voz del pregonero.

Cada uno de estos pasajes se ha inoculado en cuatro años en esa alma de “cabezón” que ha regado a base de vivencias propias. Su alocución no fue tanto la de un sacerdote a sus feligreses como la de un devoto de la Morenita a sus iguales. De ahí que el público aplaudiera sus intervenciones más enardecidas. Sabían de lo que les hablaba. Ahora él lo sabe igual de bien. Su presentadora, Dolores Soledad Morales, amiga de muchos años, había explicado cómo le persuadió de sus cualidades para ser pregonero. Él mismo se encargó de convencer de ese don al auditorio con su palabra. En Rute se ha doctorado.

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