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El emblemático ejemplar ha aguantado siete meses desde que a finales de 2021 su tronco se partiera en dos y el peso recayera desde entonces en un solo lado
La mitad que quedaba sana de la Encina Milenaria no ha resistido más el peso y también se ha partido. Ahora sí, parece que se certifica el acta de defunción del árbol más emblemático del término de Rute. El ejemplar no ha aguantado más el hecho de que todo su peso recayera en un mismo lado, después de que, a finales de 2021, el 29 de diciembre, se partió literalmente en dos. Justo siete meses después, Juan Granados, vecino de la aldea de Llanos de Don Juan, donde se ubica la encina, descubrió el destrozo cuando pasaba con su vehículo en dirección a una finca cercana de su propiedad.
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Dado a que a diario frecuenta el entorno, asegura que apenas 24 horas antes el árbol aún estaba entero, “a las dos y media del jueves”. Puesto que a raíz de la fractura anterior se acordonó los alrededores de la copa, no se ha querido acercar. No obstante, ha podido ver por sí mismo que se había partido la mitad que aún se conservaba. Poco después se ha cruzado con otro vecino de la aldea, que le ha señalado el sitio. Ha bastado que intercambien esa mirada para darse a entender entre ellos que se habían cumplido los peores presagios. No en vano, desde que la Encina Milenaria se partió en dos el pesar cundió de modo especial entre los habitantes de la aldea. También los propietarios de la finca particular donde se halla se mostraron consternados.
Sus espectaculares dimensiones la habían convertido en una seña de identidad medioambiental de Rute y su rico entorno natural. Entre sus características únicas estaba una altura de 17,50 metros y un diámetro de 6,40 metros en la base y 4,55 en la cruz. A ello se suma un diámetro de su copa, de 29 por 21 metros, capaz de proyectar una sombra de seiscientos metros cuadrados. Además, su popularidad había crecido al optar en más de una ocasión a Árbol Europeo del Año.
Esas singulares proporciones que lo han convertido en una especie única han provocado a su vez múltiples fracturas en el ramaje. Antes de partirse en diciembre, se había intentado apuntalar las ramas más grandes para preservarla, pero no ha sido posible su conservación. Pese al nombre, la antigüedad real del árbol se estima en torno a los ochocientos años. Su historia se ha ligado a la del sur de la provincia, por su proximidad al arroyo de Martín González. Dicho arroyo da nombre a la batalla con la que comenzó en 1483 la guerra de Granada que supondría el final de la reconquista.
