Bartolomé García aborda el pasado del anís ruteño y su proyección en el futuro

  • Su libro “El anís de Rute, tradición y modernidad” es el tercero que se publica en poco más de tres meses sobre uno de nuestros productos más emblemáticos

En poco más de tres meses se han editado tres libros sobre el anís de Rute y su vinculación con el pueblo y su historia. A finales de septiembre se presentaba “Historia del anís de Rute”, del Cronista Oficial de la Villa Manuel García Iturriaga. A mediados de octubre llegaba la segunda entrega, “El nuevo alambique de Rute”, de Antonio Casas. Y ahora, en los primeros compases de 2025 ha visto la luz “El anís de Rute: tradición y modernidad”, del historiador y también Cronista Oficial de la Villa Bartolomé García Jiménez. Que en tan corto intervalo hayan aparecido tres publicaciones diferentes y a la vez complementarias ilustra sobre lo mucho que aún queda por conocer e investigar en torno a uno de nuestros productos más emblemáticos y señeros.

  • El libro se estructura en cuatro partes, que abordan la historia del anís desde el punto de vista histórico, tradicional, empresarial y cultural

Lo expuso sin cortapisas el propio autor, en el acto celebrado en el CEMAC Pintor Pedro Roldán. Introducido y conducido por la concejala de Cultura, Dolores Ortega, ésta recordó que el anís ha sido motor de nuestra vida económica y social, y ha contribuido a que Rute “sea lo que es”. Por eso, se mostró convencida de que esta obra servirá para difundir nuestra cultura y nuestro patrimonio. La concejala subrayó que el libro, editado por Diputación, no se vende tal cual. Quien lo adquiera, puede aportar un donativo, de modo que la recaudación irá destinada a la reconstrucción de la Escuela Infantil El Parotet, situada en Catarroja, uno de los municipios de la “zona cero” afectada por la DANA sufrida en Valencia a finales de octubre.

Más que autor, Bartolomé García figura como coordinador de la publicación. El mayor porcentaje de las páginas lleva su firma. No obstante, amén de preliminares, preámbulos y prólogos de las autoridades, o colaboraciones puntuales como la cocinera Ana Rosa Rojas o el restaurador Antonio Montes, un capítulo lo suscribe íntegramente Javier Gámez. Desde hace más de tres décadas es agente de Desarrollo Local. Pero, antes de eso, desciende de familia de aniseros. Según expuso en su intervención, Bartolomé García repasa la historia del anís desde el siglo XVII, “de forma rigurosa y afable”. Por su parte, él aborda en su capítulo conceptos como los alambiques o los quemadores.

Sus primeros recuerdos le llevan a Destilerías Gámez, pero también su trabajo ha ido vinculado al aguardiente. A principios de los 90 se proyectó un estudio sobre el sector y su decadencia. En 1993 se planteó una reunión con los empresarios para relanzarlo y reverdecer viejos laureles. Un año después se impulsaba la creación de la Asociación de Fabricantes de Anisados y Licores de Rute, constituida en su origen por seis empresas, de las que perviven tres. En 1995 se construiría el Monumento al Anís. Este año, pues, cumplirá tres decenios presidiendo una de las entradas al casco urbano.

Tras su intervención, el autor expuso lo que ha representa el anís en la historia local. Cuando un ruteño salía fuera se presentaba como oriundo del pueblo del aguardiente. Era concebido como parte de la esencia del pueblo. El olor impregnaba la ropa y las calles, cuando se extendía la matalahúva fuera para su secado. Hoy ya no se hace. La cultura del anís empieza a ser desconocida para las nuevas generaciones. Aun así, no se plantea la publicación como un ejercicio de nostalgia, sino con vocación de futuro. De igual modo, ha intentado que sea una obra coral, porque él mismo desconoce algunas facetas. De ahí que agradeciera todas las colaboraciones. Junto a las mencionadas, destacó la de Emiliano Retamosa por ceder la etiqueta que ilustra la portada, así como las de los responsables de las empresas supervivientes.

En cuanto a la estructura del libro, se divide en cuatro partes, que abordan el mundo del anís desde el punto de vista histórico, tradicional, empresarial y cultural. La primera abarca del siglo XVII al XIX, con la escasa información recabada en el archivo municipal. En este sentido, lamenta que los propios fabricantes conservaran tan poca documentación sobre su trabajo. La segunda, la de Gámez, se centra en el siglo XX hasta nuestros días. La tercera es la visión de los aniseros actuales. Y la cuarta recorre la presencia del anís en muchos ámbitos sociales, aparte del laboral. La trascendencia cultural llega al mundo del coleccionismo, las bodas reales o la gastronomía.

A continuación, invitó a un turno de intervenciones. Entre ellas, Javier Gámez le preguntó si había áreas del tema por abordar. La respuesta del historiador fue elocuente sobre lo poco cultivado que está aún este campo. Mencionó la falta de un catálogo exhaustivo de las etiquetas, los tipos de envasado, los medios de transporte y los destinos o mercados. También se podría estudiar la publicidad en medios o la rentabilidad de las empresas del sector, a menudo unipersonales, o cómo las destilerías han configurado el urbanismo o la red de saneamiento de Rute. Incluso ve interesante conocer las redes de parentesco de los fabricantes o sus vinculaciones con la política, “porque eran personas pudientes”. En suma, puso de relieve que los tres libros son sólo el principio de un camino que da para mucho más.

El cierre lo puso el alcalde David Ruiz, que aseguró que estamos “de enhorabuena”. Rute y el anís “van unidos”, porque el sistema de destilación tradicional hace que aquí se elabore “el mejor aguardiente del mundo”. Admite que sería difícil lograr la Denominación de Origen (DO) para el anís ruteño, pero adelantó que su equipo de Gobierno va a intentar que se conceda la Indicación Geográfica Protegida (IGP).

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