Autodenominados Partidos Constitucionalistas

Asistimos con auténtico pavor a la tergiversación de la realidad de forma continua y premeditada, con inquina y sin escrúpulos, en una deformación grotesca del sentido común hasta distorsionarlo y convertirlo en un Parasentido Patológico, PP, un sentido paralelo a la realidad en el que solamente vale la visión patológica de la constitución que el partido de Casado quiere hacernos creer. Cuando cualquier cargo público toma posesión del mismo debe jurar o prometer que va a cumplir y a hacer cumplir la Constitución. Se criticaba entonces a quienes añadían la coletilla “por imperativo legal”, y ahora resulta que son los que la cumplen y hacen cumplir, mientras que otros que son jefes de la oposición y juraron sin coletillas, no la cumplen. Y no lo hacen para aprovechar el uso político del tercer poder del Estado: el Judicial. Es vergonzoso que se ampare cada día en una excusa diferente según sea la actualidad política. Tanto es así que debería existir un artículo 155 para quienes desde su cargo público no se esmerasen en cumplir y hacer cumplir la constitución y fuesen desposeídos de los privilegios que ostentan. En ese caso, Casado tendría un 155 de inmediato.
Sin embargo, en cuanto algún ministro comunista, los malvados que pese a todo cumplen la constitución, dicen “barbaridades” como que toda la riqueza del país queda supeditada al interés general, (artículo 128), las fauces de Abascal, Casado, y otros de calaña similar, se lanzan a su degüello. Se ve que se leen la Constitución para lo que les conviene solamente. El uso sesgado de la información se les da muy bien, y sus secuaces y palmeros tertulianos los secundan con vigor para calar en las opiniones de la sociedad en general (no interesa que la sociedad sea ente pensante, sino galopante). Hemos de ser conscientes de que el mal uso de la norma de normas puede derivar en un hartazgo de la sociedad, en una falta de credibilidad de la clase política, y en el menoscabo de nuestro estado del bienestar. Si queremos que nuestra sociedad avance, busque la solvencia económica, científico-técnica, política, sanitaria, cultural y social que queremos, los primeros en dar ejemplo deben ser nuestros políticos. No es de recibo que cuando el Ministro de Consumo Alberto Garzón dice que debemos reducir el consumo de carne para que éste sea sostenible tal y como demandan la OMS, la FAO, la Agenda 2030, y muchos más organismos internacionales, salgan a contradecirlo (POR CUESTIONES DE OPORTUNISMO POLÍTICO) tanto el presidente del Gobierno Pedro Sánchez (quien creó un Ministerio de Transición Ecológica, que se ve que no le ha cogido “el punto”), y el resto de líderes políticos. Si hemos de cambiar hábitos de consumo y mejorar nuestra relación con el planeta para garantizar nuestra propia supervivencia, todos debemos remar en la misma dirección, pues de lo contrario hoy será el chuletón al punto, y mañana quienes estaremos asados al punto seremos los seres humanos.
No nos fiemos pues de quienes desde la tribuna se autodenominan constitucionalistas, sino de quienes desde sus hechos demuestran que cumplen y hacen cumplir la constitución y el resto de compromisos. Como ejemplo destacar el Salario Mínimo Interprofesional, acorde a la propia constitución en su artículo 35 “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia”, y que pocos partidos de derechas ven bien, como era de esperar, dicho sea de paso (nos quieren pobres y esclavos). Subir el SMI también es cumplir con la Constitución, y hacerla cumplir.

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