Arte para no celebrar

  • La Cuadra acoge una exposición que reivindica el arte indígena americano frente a la festividad del 12 de octubre

  • Berta Luna ha mamado de la cultura nativa mexicana y la plasma en una original obra pictórica

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Pascual Rovira conoció la obra de Berta Luna a raíz del encuentro poético “Voces del extremo”, en Moguer

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La Cuadra y Adebo siguen navegando a contracorriente. No podría ser de otra forma, dada la mentalidad iconoclasta, inconformista y reivindicativa de su nexo común, Pascual Rovira. Hay quienes asumen con cierta resignación su condición de patrones de las causas perdidas. Para Pascual no tiene por qué ser así. Donde muchos ven esas causas perdidas, él atisba utopías por conquistar. Su convencimiento es tal que hace mucho que se autoproclamó apóstol de que un mundo mejor “es posible”. Lleva dentro un “Pepito Grillo” que le sale por la boca cuando percibe injusticias en cualquier lugar, cerca o lejos. Para unos, loco o extravagante. Para otros, genio y auténtico. Para todos, diferente y único. Así es y difícilmente va a cambiar pasado de largo el medio siglo de vida. De su rebeldía ha hecho una forma de vida; y de su Cuadra y su reserva de burros, una “República Animalista Anarcopoética” con licencia para pensar.

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Texto del manifiesto “Nada que celebrar”

Cuando el resto del país conmemoraba el 12 de octubre, Rovira ha sentenciado que no hay “nada que celebrar”. Con ese retador título ha traído a Rute “Que viva México”, una exposición de pintura que reivindica la cultura originaria del otro lado del Atlántico. Su autora es Berta Luna, una andaluza que ha abrazado la filosofía “zapatista”. El contacto con ella y su obra llegó a raíz de “Voces del extremo”, el encuentro de poetas celebrado en junio en Moguer. Rovira había asistido de nuevo a la localidad natal de Juan Ramón Jiménez, fruto del entendimiento que ha habido desde siempre entre Adebo y la cuna literaria de “Platero y yo”. Mucho antes, hace cuatro décadas, ya se había dejado impregnar por la música andina, que ha recreado en grupos como La Bulla. De hecho, la muestra es en realidad “un mestizaje” entre los cuadros de Berta Luna y los instrumentos musicales oriundos del continente americano.

Fue en Huelva donde además se perfiló el manifiesto “Nada que celebrar”, cuyo título ha extrapolado a la muestra de La Cuadra. El coordinador de ese encuentro “Voces del extremo” era el poeta local Antonio Orihuela, que ha dado forma a dicho manifiesto. Entre sus puntos, se pone de relieve que la colonización de América supuso la apropiación de los territorios y su instrumentalización como meros recursos naturales. Esos recursos fueron “expoliados de manera indiscriminada, sin que los pueblos obtuvieran beneficios ni pudieran disponer de mecanismos para alcanzar y mantener su bienestar”. Para Rovira, en consonancia con el manifiesto, el colonialismo del siglo XXI es la expansión de las multinacionales en Hispanoamérica. Como réplica a ese “capitalismo global delincuente”, ha resurgido el movimiento indígena que reivindica “un sistema distinto y una reinterpretación de la Historia”. La voz de Pascual no es hueca. Quiere ser el altavoz de esa demanda.

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