Arcángel Bedmar presenta una edición ampliada de su libro “Desaparecidos. La represión franquista en Rute”

  • Con esta nueva publicación pretende seguir contribuyendo a ofrecer la vedad, justicia social y la reparación de esos ruteños olvidados y borrados de la historia

Una noche del mes de julio del año 1936 marcaba el comienzo de un periodo triste y oscuro de la historia de nuestro país. Como consecuencia golpe de Estado, dos Españas, la republicana y la franquista, se enfrentaron en una cruenta Guerra Civil. Durante los tres años de contienda se calcula que fallecieron unas doce mil personas. También miles de inocentes que no habían cometido ningún delito, de un bando y otro, perdieron la vida. Sin embargo, la represión franquista y republicana no fueron iguales en su origen, sus formas o el número de personas afectadas. En la zona franquista la violencia se programó con antelación por los militares sublevados. En cambio, a los republicados no les pilló organizados.

Según los historiadores, en Andalucía se contabilizaron ciento cuarenta mil ciento cincuenta y nueve víctimas republicanas en guerra y posguerra, frente a las cuarenta y nueve mil doscientas setenta y dos del bando franquista. El historiador Arcángel Bedmar recordó estos datos durante la presentación de su libro “Desaparecidos. La represión franquista en Rute (1936-1950)”. Se trata de una publicación que se imprimió por primera vez en 2004 y que fue reeditada en 2007. Ahora, este historiador, curtido y con el aval de más de una docena de publicaciones sobre este periodo de nuestra historia, de nuevo ha investigado y datado lo acontecido en Rute.

Arcángel Bedmar nos presenta un libro de trescientas páginas, con más de una treintena de fotografías nuevas, fruto de una enorme labor de investigación. Hace veinte años la documentación encontrada en el Archivo Histórico Municipal fue ínfima, según apunta. Esto evidenciaba que bastante material había sido expurgado o eliminado. A juicio de este historiador que el olvido se impusiera desde el propio Gobierno durante la transición a lo mejor es entendible, porque salíamos de una larga dictadura. Sin embargo, opina que es menos comprensible que hoy, 45 años después, encontremos opiniones que incitan a ese olvido y a que no se publiquen libros.

Si hace veinte años se hubiera aplicado la política del olvido, es probable que nunca supiéramos que la represión durante la guerra se llevó por delante en Rute al menos a cincuenta y tres personas, y no diecinueve, como se inscribieron durante la dictadura y la democracia en los registros civiles. En el libro se recogen los testimonios de varias decenas de personas. Bedmar afirma que siempre ha encontrado en sus labios rechazo de la violencia y ausencia de deseos de venganza y de revivir viejos odios. Sin embargo, este historiador también asegura que existe el deseo unánime de que se sepa lo que pasó.

Cuando estas personas no estén será imposible reconstruir la verdadera cara del franquismo, las represiones sufridas, el dolor infringido, las torturas, los encarcelamientos, los abusos sexuales, las humillaciones cotidianas, esas mujeres a las que rapaban el pelo o hacían tomar aceite de ricino para “echar el comunismo del cuerpo”. En Rute, no hubo dos frentes de guerra, asevera Arcángel Bedmar. Lo que en verdad se desató fue una cruel represión, que no se podía justificar bajo el argumento de la violencia que generaban los republicanos, pues éstos no opusieron resistencia. La dictadura convirtió a los asesinados en desaparecidos, de ahí el título del libro, en personajes anónimos de los que no quedó ningún rastro en el Registro Civil. El objetivo de este libro es que esos desaparecidos no se borren de la Historia.

Al acabar la guerra, franquistas y republicanos no sufrieron por igual.  Asimismo, bajo órdenes ministeriales de 1939 y 1940, las víctimas franquistas, con dinero público, fueron sacadas de las fosas comunes, identificadas e inhumadas. Por el contrario, los republicanos tuvieron que esperar la llegada de la democracia en 1978. Durante décadas éstos también sufrieron represión económica y pérdida de bienes. Con este nuevo libro, Bedmar espera contribuir a la vedad, justicia y reparación de esos desaparecidos y olvidados. Además, considera que imponer el silencio y “no remover el pasado” supone un ataque inmenso a la historia como ciencia y a los historiadores.

La publicación se enmarca dentro de una seria de actividades que se habían llevado a cabo desde el viernes anterior y que forman parte de las jornadas de memoria histórica “Rute. Memoria de un pueblo”. Han estado promovidas por la delegación de Cultura y han contado con la colaboración de la Diputación de Córdoba. La concejala del área, Ana Lazo, destacó la inmensa labor de documentación que ha hecho Arcángel Bedmar. Se mostró “satisfecha y emocionada” por ver plasmados en un libro los nombres de los hijos desaparecidos y olvidados del pueblo. Por su parte, el alcalde Antonio Ruiz, dijo que no seremos una sociedad libre y democrática, hasta que conozcamos toda la verdad. Para Ruiz, el libro y las jornadas son actos de justicia social y de reparación a los familiares de víctimas del franquismo. Por eso, dijo no extrañarle que el salón estuviese repleto de ruteños y ruteñas.

El acto se completó con los testimonios “honorables”, dijo Bedmar, de familiares de fusilados. José Jurado se refirió a su tío Miguel Jurado Romero. Era concejal del Ayuntamiento de Rute en julio del 36, Este fue apresado, encarcelado y fusilado. José Jurado recordó emocionado las palabras que su “chache” le dijo a su hermano Antonio el día que se lo llevaban amarrado con alambres, junto a otros compañeros, para asesinarlo. Araceli Vinuesa relató la historia de su abuelo Rafael Vinuesa y sus tíos ruteños Mariano y Luis Gutiérrez. Según dijo, eran socialistas y republicanos que perdieron la vida por sus ideales. Finalmente, Purificación Cobos habló por primera vez de un episodio familiar jamás contado en público. Ella es sobrina de primos hermanos de Salvador Villanueva Porras, abogado y aspirante a la judicatura, de 28 años, fusilado el 18 de agosto de 1936.

En esta renovada edición, una fotografía de una agrupación carnavalesca de la época republicana es la portada del libro. Con ella, Arcángel Bedmar pretende simbolizar también los derechos y libertades que se cercenaron en ese periodo. De ahí que el grupo local Los Cuatros Caños pusiese el broche a la noche con la interpretación de un pasodoble de Jesús Bienvenido y que en día cantó su comparsa de Cádiz.

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