Anselmo Córdoba pregona su orgullo de ser ruteño y carmelitano

  • El pregonero de la Virgen del Carmen y de estas Fiestas Patronales centenarias emocionó con un discurso original desde la puesta en escena al contenido


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Lo había anunciado el propio protagonista. Se daba por hecho que el pregón de Anselmo Córdoba a la Virgen del Carmen no defraudaría en cuanto a originalidad. En el centenario de su proclamación como Patrona de Rute, el suyo no podía ser un pregón más. Y no lo fue desde luego. Anselmo pregonó y exaltó a la Virgen, sus Fiestas Patronales y, por extensión, Rute y su Historia más reciente. Antes, había formado parte del cortejo que partió de la ermita de San Pedro y concluyó en la parroquia de Santa Catalina. La comitiva estaba integrada por la corte de la reina y damas de honor, con sus respectivos acompañantes, miembros de la junta de Gobierno de la real archicofradía y representantes públicos, eclesiásticos y políticos. Entre éstos destacaba como invitada especial la presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo, amiga personal del pregonero.

También como parte del cortejo estaba el acompañamiento musical de la charanga “Silosé Novengo”, los Hermanos de la Aurora y la Banda Municipal. Junto a esta comitiva tradicional, en los últimos años se suma la riada popular que participa en la llamada “ofrenda de nardos a la Patrona”. Todos terminaron en la parroquia para asistir al memorable pregón de Anselmo Córdoba, que estuvo introducido por su presentadora, Irene Gallardo, tras la bienvenida de la presidenta de la real archicofradía, Ana Burguillos.

Gallardo esbozó en verso una semblanza de la Virgen del Carmen. A continuación, presentó a Anselmo como alguien que vive su tierra “por los cuatro costados”. No obstante, admitió que glosar su figura “es imposible” y se corre el riesgo de dejarse mil cosas atrás. Entre lo más destacado de su biografía profesional como graduado social y empresario del sector del anís, mencionó su capacidad de convencer a su familia del futuro turístico de Rute, para crear el primer museo turístico de la provincia. A la par de los premios y reconocimientos, tanto a él como a Destilerías Duende, recordó su apuesta por los patios como lugar de encuentro. En lo personal, Irene Gallardo lo definió como un “carmelita militante”, al igual que su familia.

Recogiendo el testigo de su presentadora, Anselmo comenzó también en verso. Durante su intervención, se hizo acompañar de un trío de piano, violonchelo y violín, y del coro infantil “El Carmelo”, creado con motivo del centenario del patronazgo, bajo la dirección de Ana Lazo. En su introducción, el pregonero recreó cómo la propia Virgen daba forma al pueblo y el término municipal de Rute, su entorno, sus calles, sus destilerías o su imaginería religiosa, sin olvidar un primer recuerdo a su madre, Rosario, y su tía Teresa, dos carmelitanas de pro.

Estructurado en siete partes, el pregón repasaba estos cien años en Rute, la devoción a la Virgen del Carmen y la evolución del pueblo. Fue uno de los muchos aspectos en que se salió del guion convencional. No fue sólo una exaltación a la Patrona sino a la localidad de la que es uno de sus mejores embajadores. Moviéndose por la parroquia gracias a un micrófono inalámbrico, recordó “los felices años 20”, en contraste con las desigualdades sociales latentes, el contexto en que la Virgen fue proclamada aquel 13 de febrero de 1924. En torno a la efeméride, la localidad crece con nuevos espacios como el parque que lleva el nombre de la Patrona.

Después vendrían los años sombríos de la Guerra Civil y la dictadura. A la par que sus palabras, esa antítesis se recreaba en la música de fondo. Al ritmo de charlestón de los años 20 se sucedía “Suspiros de España”, para reforzar el dramatismo que imprimió a esa etapa. Jarcha y su “Libertad sin ira” pondrían banda sonora a la Transición. Coincidiendo con ese periodo, la mujer recobra protagonismo en diversos ámbitos de la vida ruteña. El mundo cofrade no es una excepción, pero el pregonero añadió que una ruteña es Premio Nacional de Poesía y una mujer dirige la emisora municipal de radio. También quiso dar la relevancia a la corte de reina y damas que tenía detrás o a las mujeres inmigrantes y, en suma, a todas las que luchan día a día. Sin duda, fue un discurso de empoderamiento femenino, para que ellas sean las dueñas de sus riendas.

No fue, con todo, un pregón en que los pasajes fueran compartimentos aislados. Esos momentos más reivindicativos se dieron la mano con aquellos en que puso en valor el potencial de Rute en el ámbito empresarial y el cultural. Fueron muchos los poemas que recitó de autores locales como Ángeles Mora, Mariano Roldán, José María Molina o Francisco de Paula Sánchez Zamorano, por no hablar de los sonetos que compuso Rafael Alberti durante su estancia en el municipio. Todos le llevan a concebir nuestro pueblo como “el jardín florido del cielo”. Y uniendo lo divino y lo humano, una y otra vez acababa volviendo a su Virgen del Carmen. Así llegó a uno de los momentos recientes que más ha conmovido a la familia carmelitana, la Coronación Canónica, de la que él mismo y su familia fueron padrinos de honor.

Quedaba la apoteosis final, la recreación del 15 de agosto, el día grande en que los vivas a la Virgen se funden con las campanas que resuenan y los himnos de la Banda Municipal. Todo eso y la atronadora ovación del público se fusionaron en un clamor único para rematar un pregón inolvidable. La propia Carmen Calvo reconoció la dificultad para hablar después de lo que acababa de ocurrir en Santa Catalina. La presidenta del Consejo de Estado intervino para poner este acto como ejemplo de la modernidad del pueblo andaluz para, a la vez, respetar las tradiciones. Calvo ensalzó a su amigo como alguien “que lleva Rute por bandera”, que es a un tiempo “local y universal” y que sabe “desentrañar” la vida “como una matrioska”.

Terminado el pregón, el alcalde David Ruiz coronó a Rocío Rodríguez como reina de las fiestas. A continuación, ésta impuso las bandas correspondientes a sus nueve damas de honor y toda la comitiva se dispuso a compartir la cena de hermandad, el último acto previo al día grande de las Fiestas Patronales.

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