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Su encuentro con los músicos Luz Prado y Julián Sánchez ha servido para inaugurar el ciclo “Cultura entre patios”
El ciclo “Cultura entre patios” ha arrancado por todo lo alto. Lo ha hecho con el regreso a Rute de la poeta e Hija Predilecta de la Villa Ángeles Mora. Fue ella encargada de inaugurar la presente edición de esta iniciativa promovida por el área de Cultura del Ayuntamiento. Lo hizo en un lugar muy señalado para la que es, entre otros galardones, Premio Nacional de Poesía, el patio de Aurora Sánchez, en la calle Priego. Como recordó, hasta que se marchó de Rute, Ángeles Mora vivió en la casa de al lado.
El regreso de la “hija pródiga” no fue con un recital al uso o para presentar su “Poesía reunida” en el volumen “¿Quién anda aquí?”, un acto que ya quedó apalabrado con los responsables municipales. En esta ocasión, vino para lo que se dio en llamar un encuentro de “poesía y jazz improvisado”. Para ello, contó con el acompañamiento musical del trompetista Julián Sánchez y la violinista Luz Prado. Así, la autora ruteña alternó algunos de sus poemas con las improvisaciones jazzísticas y sonoras de los dos músicos.
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De introducir el acto se encargó la concejala de Cultura, Dolores Ortega, que remarcó que los patios ruteños se están convirtiendo en uno de los atractivos “turísticos y patrimoniales” más importantes del municipio. De Luz Prado destacó su música “improvisadora y creadora”, mientras que de Julián Sánchez le llamó la atención su capacidad para “reflejar los lugares donde ha vivido” en su música. Con esa base, la concejala invitó a disfrutar del carácter “único” de una actuación en directo.
A continuación, ambos intérpretes y la poeta ruteña ensamblaron una obra conjunta y original, a partir de una propuesta de Daniel Vázquez, responsable del proyecto “La casa rosa”. Los músicos se encontraron con un escenario idílico, donde las notas eran secundadas por los pájaros que sobrevolaban el patio. Más que melodías al uso, incluso dentro de las licencias de la improvisación, trompetista y violinista crearon un collage sonoro, en la línea de la música incidental habitual de las películas. Sus notas, de apariencia inconexa, sirvieron de banda sonora, de base y sustrato a la palabra y los versos de Ángeles Mora.
Los poemas seleccionados revelaron el lado más personal e intimista de la autora. También entroncaban con sus raíces. A través de cada verso desveló su feminismo militante, su compromiso social o el amor y el vacío de Juan Carlos Rodríguez, hasta su pérdida algo más que su pareja: la otra mitad del todo que formaban. Pero también en su obra poética Rute no deja de asomar: en sus recuerdos, en la experiencia vital con sus hermanas o en el poema que sirvió para abrir la noche, “Destilerías”, como una declaración de intenciones que un día se fue, pero algo suyo quedó aquí para siempre.
La velada empezó con ese guiño al anís ruteño y acabaría justo con una degustación de nuestro producto más emblemático y universal. Por medio quedó esa selección musicada de “¿Quién anda aquí?”, su “Poesía reunida” desde 1982 hasta el presente. Pendiente queda que se cumpla el compromiso la presentación oficial en su pueblo natal. Ángeles será, como siempre, bienvenida a casa.