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En su nuevo poemario, “Soñar con bicicletas”, la Hija Predilecta de la Villa de Rute parte del pesimismo del mundo actual para encontrar un hilo de esperanza
Ángeles Mora habla de su nuevo libro de poemas
Ángeles Mora está de actualidad. Decir eso de una escritora significa que tiene en la calle un nuevo libro. El poemario lleva por título “Soñar con bicicletas”. Es el primero tras la pandemia de la Covid-19, que ella misma acaba de sufrir y pasar. También es el primero con poemas inéditos después de que el Ayuntamiento de su Rute natal la nombrara Hija Predilecta de la Villa, y después de recibir el Premio Nacional de Poesía por “Ficciones para una autobiografía”. Pero es a su vez el primero desde que perdiera a su marido y faro de pensamiento, el maestro Juan Carlos Rodríguez.
- El poemario va de una visión pesimista al feminismo, los valores sociales y el amor como salvación íntima y como emoción que nos debe unir
No esconde (al contrario) que todo eso permea los versos, sin que por ello deje de haber una huella de “la Ángeles Mora de siempre” y del resto de su obra. Tampoco pierde de vista que, quién sabe si por la fecha de salida, el título remite a “Las bicicletas son para el verano”, la obra de teatro de Fernando Fernán Gómez, llevada al cine después por Jaime Chávarri. Sin embargo, el poema que da nombre al libro, y en torno al cual se vertebra en parte, sería más una metáfora del pedaleo “en busca de la luz”.
En síntesis, plantea “una reflexión sobre el mundo en que vivimos”. Y es que no sólo hay una parte de ella misma y su poesía muy reconocible, sino que su compromiso aflora más si cabe en “Soñar con bicicletas”. Sus versos critican la desigualdad histórica de la mujer o la explotación laboral. A lo largo de las cuatro partes en que se divide, va de una visión pesimista, para apelar al feminismo, los valores sociales y el amor “como salvación íntima, pero también como emoción que nos debe unir y llevarnos a una sociedad más igualitaria”. Aunque existe ese pesimismo inicial, no se queda “en el rencor”, sino que busca una salida, esa mirada luminosa. Asimismo, desde la madurez actual, es “una mirada melancólica sobre el pasado”.
Y cómo no, planeando sobre cada verso está Juan Carlos, o su ausencia, latente en todo el libro, lo reconoce, en especial en la última parte, “El largo adiós”. No es sólo una referencia a su pérdida sino un guiño a la novela de Raymond Chandler, una de las favoritas del profesor y ensayista, que él mismo definía como “el Quijote de las novelas policiacas”. Además de poemas de amor, encierra un diálogo ya imposible, imaginando qué habría dicho él de todo lo que ha pasado en los dos últimos años.
En plena campaña de promoción y presentación, confía en venir desde Granada para poder compartir estos versos y estos pensamientos en Rute. Aún no ha concretado nada con la concejala de Cultura, de modo que todo indica que sería después del verano. Pero confía en poder hacer un acto de presentación que le permita reencontrarse con su pueblo, con sus amigos y amigas de siempre.