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La novela de Francisco David Ruiz, que ya ganó el Premio Fundación Antonio Gala, está entre los cinco aspirantes de esta convocatoria

La novela “Alma de cántaro” de Francisco David Ruiz es más fuerte que el material que le da título. Tras su aclamada presentación en Rute, no han cesado los éxitos en forma de ventas y aplausos. El más reciente es el de estar entre las finalistas del XXVII Premio Andalucía de la Crítica. Lo convoca la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, y se otorga en tres modalidades. En novela hay cinco aspirantes, en relato seis y en poesía once. No es mal bagaje para un libro que salía a la luz con el marchamo del Premio Fundación Antonio Gala, después de “permanecer en un cajón” siete años.
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Comenzó a trabajar en ella cuando ingresó en la fundación. Vista la acogida, no se arrepiente de no sacarla antes. No tiene prisa “ni en la literatura ni en la vida”. El texto original ha madurado y él ha podido disfrutar de esa madurez. En este tiempo, “Alma de cántaro” ha experimentado lo que Gala denomina una “fecundación cruzada”. Aun así, se siente abrumado por tantas buenas críticas. Por elegir una, se queda con la reseña de Desiderio Vaquerizo. El primer acto público de Ruiz en Rute fue una presentación de este arqueólogo, profesor y novelista, y ahora la alabanza ha hecho el camino de vuelta.
El colofón, por ahora, a esta buena racha es la inclusión entre los finalistas de un premio que selecciona las mejores obras andaluzas del último año. Otra ruteña, Ángeles Mora, ya lo ganó en la modalidad de poesía por “Ficciones para una autobiografía”. Según explica, las editoriales envían los títulos a la asociación de escritores, que elabora una lista provisional, antes de la criba final. No tiene dotación económica, pero sí la entrega de una escultura de la cordobesa Marta Campos “y un reconocimiento explícito”.
Ha leído alguno de los libros finalistas y asegura que el nivel es muy alto. Por eso, ya considera un premio el mero hecho de ser finalista. Parafraseando el mundo del cine, cree que éste es “un gran país de secundarios”. Luego, ganar el premio o no, depende de muchos factores, más allá de la calidad. No lograrlo no sería en modo alguno un fracaso. Además, de Gala también aprendió que el fracaso es una ayuda para la creación y “cualquier creador sabe que la papelera está ahí y no hay que tenerle miedo”.
Volviendo a unir pasado y presente, su próxima novela tendrá como trasfondo la emigración de los años 60, otro episodio que en Rute se dio bastante. Para ello, quiere asesorarse a través de su amigo Javier Contreras sobre “nuestros familiares que vivieron en Barcelona”, para saber cómo se asociaron o en qué barrios estuvieron. Así pues, la novela está “en fase de investigación”, aunque ya tiene algo escrito a cuenta. Que siga con la narrativa no significa que renuncie a la poesía. Ambas le estimulan, si bien la novela permite “jugar” y experimentar incluyendo en la narración pasajes poéticos. Teatro aún no ha escrito, tan sólo ha hecho adaptaciones. Le parece el género más difícil, pero no descarta hacer “algo” en el futuro porque asegura que es lo que más le estimula.