Adebo estrena el año destilando música en La Cuadra

  • La asociación ecologista se adentra en una nueva aventura onírico-cultural con un concierto ecléctico

  • Por la sede de La Cuadra pasaron desde cantautores a poetas y músicos del ámbito folk

cuadra
La improvisación de Víctor Herrero y Josephine Foster con el violinista Paco Montalvo fue uno de los momentos más destacados

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No es música para camaleones. Es música para burros. Truman Capote aludió al cambiante reptil para titular su recopilación de relatos y entrevistas. Pascual Rovira recurre a los équidos para dar rienda suelta a otra de sus pasiones: música que pueden disfrutar animales de cuatro patas y una audiencia con los oídos limpios (de prejuicios, se entiende). Con esa filosofía, periódicamente se celebran conciertos en La Cuadra, sede de Adebo. Y es que la Asociación para la Defensa del Burro que preside Rovira tiene desde hace tiempo esa otra vertiente cultural. Son conciertos sin un protocolo establecido, muy en sintonía con los actos de Adebo. Se diría que se asemejan más a una reunión de amigos que saben tocar algún instrumento. Hasta que surge la magia y en cada interpretación fluye arte. Entonces no importa que Víctor Herrero y su pareja Josephine Foster no hubieran visto antes al violinista Paco Montalvo. Los tres son capaces de juntarse en el escenario e improvisar con la maestría y el talento de quienes conocen y reconocen todos los recovecos del pentagrama, cada matiz sonoro que se esconda entre un Do y un Sí.

  • Se diría que estos encuentros musicales se asemejan más a una reunión de amigos que saben tocar algún instrumento. Hasta que surge la magia y en cada interpretación fluye arte

Fueron algunos de los artistas que participaron en este particular y ecléctico Concierto de Año Nuevo de La Cuadra. A lo largo de la noche se sumó un elenco difícil de hallar por estos lares. De abrir se encargó el malagueño Javier Gómez Bello. A continuación, la música se dio la mano con la poesía a través de su paisano Paco Doblas. Junto a él, también recitó versos el colombiano afincado en Reikiavik, Juan Camilo Román Estrada. Después vendrían el Trío Friluffslir y la cantante islandesa Asthidur Valt’ysolottir, confirmando con una versión de una canción popular peruana que Adebo, más que una caja de música, es una caja de sorpresas e imaginación. Hace 20 años la asociación ruteña fue motivo de una exposición en Reikiavik de la fotógrafa alemana Monica Gunm. Entonces se hermanaron un caballo islandés y un burro. Ahora se ha hecho el camino de vuelta a través de la música. Para completar el programa, no faltó la representación de la canción de autor, con el lucentino Miguel Herrador o el ruteño Mariano López.

A la mañana siguiente, la expedición se trasladaría a la Sierra de Rute para hacer partícipes a los burros de lo que Pascual Rovira denomina “el movimiento patafísico”. Según explica para no iniciados, muchos, este movimiento vendría a reivindicar “una filosofía cercana al surrealismo francés y al dadaísmo”. Para acabar de sentar cátedra, Juan Camilo Román aseguró sentir una sorpresa “felliniana” por encontrarse en este entorno. En su día, el cineasta José Luis Cuerda acuñó el término “surruralismo” para expresar aquello que se escapa a los patrones de la razón en la España más profunda. Tiempo después, Rovira ha encontrado en esta corriente patafísica un vehículo para canalizar su peculiar equilibrio espiritual con los animales. Lo bueno es que permite disfrutar en Rute de un arte original, diferente y rompedor, sin por ello perder un ápice de calidad.

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