ACTOS DAÑINOS

Partiendo de la base insegura pero cierta que la anarquía es el sistema más perfecto inventado por el ser humano desde el gran cambio de cazador-recolector a productor de alimentos, por varias razones, a veces inciertas, de las que ya hablaremos en otro momento, vivimos en un sistema que poco tiene que ver con esto. Lo llaman democracia pero yo lo llamo pantomima; lo llama ley de la oferta y la demanda pero yo lo llamo esclavitud; algunos valientes incluso hablan de un sistema de libertad y derechos humanos…bueno, son demasiado valientes, quizás también demasiado necios.

Hecho este preámbulo y visto que todo estos “principios fundamentales” parecen buscar la inmortalidad apoyados por poderosos y por aquellos que se dejan engañar viviendo conscientemente en Matrix, en estos últimos meses se ha hablado mucho sobre los problemas reales que afectan a nuestra hodierna sociedad. No tengo muy claro cuál de ellos ha podido ser el más dañino para nuestra bendita raza humana. Pero hay algo que si tengo claro y es que existen actos y actos, algunos mucho más negativos y malvados que otros. Por ejemplo, no tiene tanta importancia el hecho de que personas honradas, comprometidas con su sociedad desde tiempos inmemorables, participantes activos de la política, hayan hecho pequeños negocios que, en todo momento, beneficiaban a la sociedad en su conjunto. Y aún así los detienen acusándolos de malversación de capitales y otros extraños vocablos. O ni si quiera que una persona de honorable y artística profesión, haya mostrado a su descendencia cual es su oficio. Es sabido que no hay tanto peligro como algunos malvados han intentado mostrar. ¡Infames! ¡Calumnias! Las tradiciones deben ser respetadas en todo momento sin importar cual es fin, por muy sangriento o cruel que sea.

Por esa razón, aquello que no es aceptable de ninguna manera es que la ilusión de tantos pequeños sea mermada por personajes fantásticos que no siguen las reglas de la “fantasía” de los mayores, esa tradición tan antigua, educativa e igualitaria no puede ser “atacada” por aquellos que dicen ser personas honradas, personas que quieren mejorar la sociedad cuando todos sabemos que son hijos de Satán. Es evidente que hablo de la tradición de los Reyes Magos, uno de los actos principales para el sustento de nuestro estado del bienestar. Y en este caso bien que sentimos todos las consecuencias de esta barbaridad. Oleadas de indignación infantil asolaron varias de las ciudades más importante justo el día de sus majestades, los Reyes Magos.

Ni que decir tiene la enorme falta de respeto que cometió otra de esas “libertadoras”, cuando llevó a su hijo al trabajo. Una cosa es que un padre muestre un oficio honorable y artístico a su hija y otra muy distinta que una madre lo haga sin ningún consentimiento masculino aparente y más aún, llevando a este niño a ese lugar tan lúgubre donde varias veces corrió serios peligros. Es sabido por todos  que el congreso es un lugar muy peligroso, similar a Mordor, digamos. Gravísimas fueron también las consecuencias de este acto. Mucha razón tenían todas aquellas personas que de un modo siempre respetuoso criticaron este acto. Sobre todo aquellos hombres que con su sabiduría y experiencia en la materia nos deleitaron con complejos argumentos mostrándonos el camino a seguir, mostrándonos la línea que separa el bien y el mal, el cielo del infierno.

Pero seguramente el problema más grave al que se ha enfrentado nuestro coherente país ha sido el provocado por un acto de enormes magnitudes, la representación del tan famoso espectáculo de títeres que se llevo a cabo en Madrid con motivo de las fiestas de carnaval. Esto sí que es un problema señoras y señores, no se puede permitir que el arte ande por ahí suelto, sin nadie que lo dirija por el camino justo. Correríamos el peligro de conocer cosas nuevas, de abrir nuestros organizados horizontes y que de ahí, surgiera el tan peligroso espíritu crítico. Justa fue la reacción de la justicia, leal, como siempre a los principios “democráticos” y tajante con los verdaderos traidores de su patria.

Menos mal que aún existen héroes que defienden nuestra ética y moral occidental que tanto se caracteriza por su espíritu feminista. Héroes que en forma de canción o prosa manifiestan día tras día su enorme sentido del feminismo, su afán por la libertad de la mujer, por la grandeza de esta como ser independiente. Por esta razón es normal y lógico que, cuando sucede algún tipo de altercado delante de estos héroes, su reacción sea contundente y este acto adquiriera tal repercusión de convertirlos en lo que son, héroes. Pero no olviden que esa lucha la llevan día tras día, canción tras canción, entrevista tras entrevista. Todo muy coherente, oigan.

Necesitaba expulsar toda esta preocupación que he sentido durante estos meses. Estoy convencido que ustedes comparten estas mismas valoraciones y es por eso que dicho esto, me despido hasta el mes que viene con un amargo sabor de boca. Aunque ya saben de quien es la culpa de ese sabor de boca, ¿cierto? Salud.

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