La empresa Sánchez Fernández S.L. recibe la Medalla de Oro en Japón por su aceite LivesOlives Blue

  • Su apuesta por elaborar un aceite de calidad y ecológico se gestó a partir de un proyecto social denominado “Apadrina un olivo”

  • Se ha reconvertido un sector tradicional con esa vertiente social y el aprovechamiento de internet y las modernas técnicas de análisis del producto

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Esta empresa cooperativista familiar ha elegido la marca LivesOlives para comercializar sus productos

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Los aceites de Rute continúan de enhorabuena y nuestro “oro líquido” no deja de recibir reconocimientos. La empresa familiar Sánchez Fernández S.L., con sede social en Rute, acaba de hacer valer la calidad de su virgen extra de producción ecológica, que envasa bajo la marca comercial de LivesOlives. Va ya por la tercera generación y al frente de ella se encuentra desde hace unos años Javier Navas. Cuando tomó las riendas pensó en implantar “otra filosofía”. Partía de la premisa de que el virgen extra debía revalorizarse. Para ello, apostaron por reorientarse a la producción ecológica, “adaptando la forma de trabajar en el campo a las necesidades de un producto de calidad”. Desde entonces, han mantenido una trayectoria que les ha llevado a recibir la Medalla de Oro en la Olive Japan 2016 a su variedad LivesOlives Blue.

  • Apadrinar un olivo no es sólo costearlo, sino seguir de cerca su cultivo y cuidados, y recibir la parte proporcional del aceite producid
  • La clave de la calidad está en recoger muy pronto la aceituna, aunque los rendimientos no lleguen ni al 10%

Navas no oculta su satisfacción porque entiende que van “por el buen camino”. Una de las claves ha estado en innovar un sector tan tradicional como el del olivar. En su caso, esa innovación procede de su formación informática. Bromea con la idea de que ha buscado una versión “3.0” del campo, y no sólo por el hecho de que la principal promoción del producto se hace a través de internet y las redes sociales. Antes de eso, el proyecto inicial era de carácter “social”. Se refiere a la iniciativa “Apadrina un olivo”, que daría lugar a la página web del mismo nombre. Va más allá de que alguien costee un ejemplar. Hay además una vertiente “formativa”: se le explica qué se hace con el olivo, el cultivo y los cuidados que lleva.

El objetivo es “sensibilizar” al cliente sobre el hecho de que este aceite “no se hace en una refinería industrial” sino de forma “totalmente natural”. Lo ilustra con un ejemplo contundente: “es como si coges una naranja, la exprimes y te bebes el zumo”. Con el tiempo han llegado a sumar 352 olivos apadrinados. A quienes se hacen cargo de ellos se les envía la producción correspondiente de aceite, pero algunos vienen en persona a ver su ejemplar, incluso el proceso de recolección de la aceituna durante la cosecha. En especial, se han interesado clientes “de Despeñaperros hacia arriba”. La razón es tan simple como que no tienen “las calidades que tenemos en el sur”.

El siguiente paso fue buscar un fruto “cien por cien natural y ecológico” que pueda competir en concursos temáticos. Con él se han presentado en Italia, Israel o ahora en Japón. Al igual que ocurre con el producto que luego ponen en venta, en todos estos sitios han actuado con un mismo patrón. La marca LivesOlives nació como tal hace sólo tres años con la intención de obtener un aceite “temprano”. De hecho, la aceituna se recoge en el mes de octubre, lo cual conlleva obtener unos rendimientos “muy bajos, de apenas el 7 o el 9%”. El actual gerente entiende que esta metodología choque con los métodos de producción tradicionales. Sus propios antecesores se habrían escandalizado de que se procediera así. Sin embargo, subraya que es en ese momento cuando las propiedades organolépticas del aceite alcanzan su grado máximo.

En su opinión, no se puede perder de vista que la aceituna es una fruta, y como tal hay que recogerla “antes de que llegue a envero”, es decir, en el punto en que el color verde pasa a violeta. El otro punto de apoyo para obtener la calidad máxima es la propia técnica, efectuando analíticas con diferentes olivos. Sólo cuando se alcanza un índice de rendimiento que compense la recogida tan temprana se procede a la recolección. En este sentido, reconoce que dependen mucho de la meteorología. Por ejemplo, el que han presentado en Japón se recogió diez días más tarde de lo previsto por culpa de la lluvia, “y aunque sólo sea por matices, el sabor cambia”.

La vertiente social de la empresa no termina en la originalidad del proyecto “Apadrina un olivo”. Navas define el aceite como “un virgen extra solidario”. Y es que, de cada litro que se venda en calidad gourmet, destinan un euro un deporte “inclusivo”. En este caso, se trata del handbike o ciclismo adaptado. De esta forma, patrocinan a Alfonso Ruiz, de la vecina localidad de Iznájar, que acaba de revalidar sus títulos de campeón de Andalucía y España. Sin perder esa filosofía social, los próximos retos de la firma pasan por la internacionalización del producto. No dejan de hacer contactos, pero ya han empezado a vender en países como Inglaterra, Francia o Bélgica.

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