Se cumplen 25 años desde que el Centro Regional de Transfusión Sanguínea viene a Rute

  • Nuestro pueblo sigue por encima de la media de donaciones nacional y autonómica, e incluso supera a la media de toda la provincia

  • Gracias a esa solidaridad, desde hace más de quince años se desdobla la colecta y en cada visita la unidad móvil está dos días en el municipio

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Desde hace un tiempo, la unidad móvil se instala en el Centro Cultural Rafael Martínez-Simancas (Ludoteca)

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Vuelve a Rute el Centro Regional de Transfusión Sanguínea. En su última visita del año, la de noviembre (días 10 y 11) se adapta el horario de invierno para las donaciones, de cinco y media de la tarde a nueve y media de la noche. Lo que no cambia es el lugar para hacerlo. Desde hace un tiempo, la unidad móvil se instala en el Centro Cultural Rafael Martínez-Simancas (Ludoteca), en vez del colegio Fuente del Moral, como ocurría antes. En este 2016 se cumplen 25 años desde que estas unidades móviles visitan los municipios cordobeses. Lo recuerda Pedro Torres, coordinador médico del Centro Regional en Córdoba, que aclara que con anterioridad las extracciones se llevaban a cabo a través de la hermandad de donantes o el hospital Infanta Margarita.

  • La sangre no sólo se emplea en trasplantes o accidentes sino en las patologías más frecuentes
  • Para Pedro Torres, la donación es un deber cívico, porque sin ella habría que paralizar los hospitales

Desde primera hora, Rute siempre fue un referente. No en vano, continúa Torres, hace más quince años que se optó por desdoblar la colecta. De ahí que, cada vez que viene, la unidad móvil esté dos días. Por tanto, no es exagerado decir que el nuestro es un pueblo solidario, que está “a la cabeza de las donaciones”. Es una cuestión de simple estadística. Mientras el índice por cada mil habitantes en el resto del país o en nuestra comunidad autónoma ronda los 35 donantes, en Córdoba sube hasta los 42. Esto sitúa a la provincia en el puesto más destacado de Andalucía, junto a Granada. Pero además, Rute concluyó el año pasado en el 66 por mil. Y los datos que para este ejercicio maneja el doctor elevan la perspectiva en ocho puntos. Más allá de los porcentajes, en cifras las donaciones en el municipio alcanzan las quinientas por año, con otras treinta de plasma.

Pedro Torres reconoce la solidaridad del pueblo ruteño porque, como otros compañeros, insiste en esa máxima de que la sangre “no se puede fabricar”. A la alta participación añade otro factor. Del aproximadamente 50% de la población que, por edad, puede donar sangre, habría que restar un 25% que, llegado el caso de una colecta, no puede hacerlo. Son los que los días de la visita sufren algún tipo de enfermedad. Aun así, subraya que en apenas un 5% de la población “recae el peso de la solidaridad”. Por eso, cree que la misión de concienciar es, “más que un tema sanitario, un deber social”. Tiene claro que hay que tomarlo como “una carrera de fondo”, pero se ve en la obligación de apelar a los poderes públicos. Incluso sostiene que la concienciación en torno a los recursos que sólo se pueden obtener mediante las donaciones debería formar parte de los planes de estudios. De igual modo que se crea el hábito del deporte, considera muy positivo crear el hábito de la donación entre la población joven. En esas edades se puede “fidelizar a los donantes para el futuro”.

Aparte de que no se puede fabricar, la sangre hace falta “todos los días”. Según apunta, en la provincia se hacen unas treinta y dos mil extracciones al año. En los hospitales cordobeses se precisan “de cien a ciento veinte unidades de sangre diarias”. Con frecuencia se piensa que se emplea sólo en accidentes de tráfico o en trasplantes. Sin embargo, asegura que el uso rutinario es el de “las patologías más frecuentes”. Es el ejemplo de personas mayores con enfermedades crónicas o que son intervenidas, tumores con tratamientos fuertes de quimio o radioterapia. Por todo ello, considera que estamos ante un producto “básico”, sin el cual directamente habría que “paralizar los hospitales”. Así pues, la donación representa un acto “de un enorme valor cívico”.

Además de todos esos valores morales que implica, el doctor subraya que es algo rápido, porque como mucho conlleva media hora, y sencillo. Basta con tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos y no sufrir enfermedades contagiosas o crónicas. En este sentido, ha insistido en que nadie “se autodescarte” ni se excluya de antemano, que cada cual vaya al centro y consulte a los especialistas. Llegado el caso, serán los profesionales quienes indiquen que la donación en ese momento no es oportuna. Con esos mínimos requisitos, se consigue una versatilidad notable, ya que de cada donación se pueden resolver tres problemas: la falta de glóbulos rojos, plaquetas y plasma.

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