Llega a su fin la primera temporada de Pequeños Ruteños, que ha dado voz a los menores y los colectivos sociales de Rute

Junto al repaso al tejido asociativo ruteño, los niños y las niñas del municipio se han convertido en los verdaderos protagonistas del programa
Junto al repaso al tejido asociativo ruteño, los niños y las niñas del municipio se han convertido en los verdaderos protagonistas del programa

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Durante diez semanas Radio Rute ha vuelto a dar voz a un colectivo del municipio. En esta ocasión ha sido un colectivo muy especial, el de los menores, los niños y las niñas del pueblo. Con frecuencia se suele hablar de los pequeños, de sus necesidades, inquietudes o gustos. Sin embargo, suelen ser personas adultas quienes debaten sobre estas cuestiones. No es tan habitual que en los medios aparezca el punto de vista de los propios menores. En torno a esa premisa sentó Ana Belén Alcobet las bases de “Pequeños Ruteños”. Con ese nombre ponía en marcha a través de la emisora municipal su proyecto de prácticas para culminar sus estudios de técnico superior en Producción de Audiovisuales, Espectáculos y Eventos. Cumplido el objetivo de dar voz a la población infantil en general, de manera especial se quería central en los menores con algún tipo de discapacidad. Para ello, el programa ha hecho visible la labor de la asociación Cuenta Conmigo, y por extensión, y como tercer objetivo, ha repasado el notable tejido asociativo que existe en Rute.

Sobre esos tres pilares se han cimentado las diez entregas de Pequeños Ruteños. Ello ha sido posible a través de las secciones del programa. En dos de ella, los niños han tomado directamente la palabra: “Cuéntame un cuento”, donde se leían relatos del concurso convocado por Cuenta Conmigo, y “El debate”, apartado para conversar sobre diversos temas, centrándose en la realidad ruteña. Como no podía ser de otra forma, a las puertas del verano, el último debate ha girado en torno a las vacaciones: cómo las viven los pequeños, si se marchan fuera o si tienen asignaturas pendientes.

Las otras secciones estrella del programa han sido “Mi día a día” y “Aconséjame”. En la primera se ha contado con testimonios en primera persona de personas con algún tipo de discapacidad o sus familiares, que contaban cómo han de afrontar tareas que para los demás son rutinarias. En “Aconséjame” se ha hecho un recorrido por las asociaciones ruteñas de carácter social. El último espacio de la temporada resume la filosofía de estos apartados. En este caso, más que un testimonio concreto, la psicóloga Elisabet Torres ha analizado la experiencia de las familias de personas con discapacidad. Torres desarrolla desde 2010 una serie de talleres en colaboración con Cuenta Conmigo. Pese a que cada persona presenta unas necesidades concretas, cree que todas las familias pueden tener varios puntos en los que ayudarse: la comunicación de pareja, la autoestima, la integración de los hijos, la aceptación o la confianza en los cuidadores. Es consciente de que tener un hijo con discapacidad siempre genera un “impacto emocional” importante. Para contrarrestarlo, cree que se debe disponer del máximo de información y todas las herramientas posibles para asumir la situación.

Para concluir la primera temporada se ha repasado la trayectoria y el servicio que presta la Escuela Hogar, que en octubre cumple cincuenta años desde que funciona como tal. Como recordó la superiora Rosa María Palomino, antes fue residencia de ancianos y también acogió a niñas huérfanas. Desde hace medio siglo cumple esa finalidad de evitar el absentismo escolar en zonas rurales. De hecho, la religiosa apuntó que fue la primera escuela hogar de Andalucía. Junto a este objetivo primordial, el centro ejerce la labor de tutorización y apoyo en el estudio para los pequeños, además de acogerlos durante el resto del día cuando no hay clase, si descuidar el componente afectivo. En virtud del convenio de becas establecido con la Junta, se atiende a un total de 95 menores, estudiantes de Primaria y Secundaria. A esta cifra se suman otras quince plazas de Educación Infantil y Post-obligatoria. En este caso, se gestionan gracias a la ayuda de la Fundación Juan de Dios Giménez. La filosofía de la Escuela Hogar no ha cambiado, pero con el tiempo se ha adaptado a la realidad de la sociedad ruteña. Actualmente, según la superiora, acoge a algunos niños de cortijos, si bien son casos puntuales. Además, hay hijos de inmigrantes, así como los procedentes de diseminados de municipios vecinos, como Lucena o Palenciana. También en esta evolución de la escuela se ha notado la crisis, aunque Rosa María Palomino destaca que se han podido mantener los servicios.

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