Vuelve a celebrarse la Octava del Corpus por el Barrio Alto de Rute

altares san francisco asis
A lo largo del recorrido había cinco altares correspondientes a las cofradías del consejo parroquial de San Francisco de Asís

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Por segundo año consecutivo se ha celebrado en Rute la Solemnidad de la Octava del Corpus. En 2014 se recuperó esta tradición que se había interrumpido en los años sesenta del siglo pasado. Se retomó coincidiendo con el 125 aniversario de la fundación de la parroquia de San Francisco de Asís. En cualquier caso, no es algo exclusivo de Rute, sino que se repite en varios puntos del país. Su origen responde a que la procesión del Corpus Christi difícilmente puede recorrer todas las zonas de una localidad. Por eso, surgió esta salida extra, un domingo después de la procesión del Corpus propiamente dicha. En el caso de Rute, recorre las calles del Barrio Alto y tienen especial protagonismo las cofradías adscritas a la iglesia de San Francisco.

A diferencia del año anterior, esta vez la Octava tuvo lugar por la mañana. También el recorrido fue más corto, en las manzanas que rodean a la plaza Nuestra Señora de la Cabeza. Lo que sí se repitió, como en la procesión del Corpus, fue la imagen de los altares distribuidos a lo largo del itinerario. Los habían hecho las cofradías que forman parte del consejo parroquial de San Francisco de Asís. En total, había cinco. El primero, siguiendo el itinerario, estaba en la misma plaza, en la parte baja. Era el de la cofradía de Jesús de la Rosa, presidido por una imagen del Niño Jesús. El siguiente, el de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, estaba en la calle Padre Manjón. Lo presidía precisamente un lienzo de esta Virgen que hay en su propia ermita.

El resto de altares se hallaban en la calle Fresno. A la altura del cruce con Padre Manjón estaba el de la cofradía del Cristo de la Misericordia, junto a la casa de su nuevo presidente, Antonio García. Tenía una imagen de la Virgen de los Dolores, propiedad de Francisco Martínez y Araceli Macías. Más arriba, en la vivienda de Raimundo y María Pérez, había situado el suyo la cofradía de Nuestra Señora del Consuelo, con un Niño Jesús, rodeado por dos ángeles. El último era el de la cofradía de la Virgen de la Cabeza. En él, como en el resto, se colocó la imagen de la Custodia durante unos instantes.

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