Ni la lluvia ni el cambio de fechas merman el éxito de la carrera de montaña CxM Rute

  • En la prueba reina se impuso Antonio Manjón, mientras que la carrera corta la ganó Benjamín García

  •  A nivel local, los mejores fueron Raúl Roldán y Juanma Aguilar, respectivamente, y en chicas Débora Barrios y Mercedes Piedra

La lluvia y el barro multiplicaron el nivel de exigencia de la carrera
La lluvia y el barro multiplicaron el nivel de exigencia de la carrera

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El lucentino Antonio Manjón completó la carrera larga en algo más de una hora y tres cuartos

El creciente éxito de la carrera de montaña CxM Rute tiene un nombre propio, José Antonio Alcalá. Cierto es que a su alrededor se ha congregado un grupo humano considerable, además de entidades, administraciones y empresas. Gracias a ese conjunto se ha consolidado la prueba, cuidando detalles como el apoyo de la Policía Local para regular el tráfico o la presencia de Protección Civil y un equipo médico de Málaga para evitar cualquier incidente. Pero no cabe duda de que a Alcalá le corresponde el mayor mérito de haber puesto a Rute en el mapa de las carreras de este tipo. Cualquier deporte se hace grande con gente así, que no sólo practica alguna modalidad sino que se deja su tiempo y sus energías organizando eventos. Hay que tener muy presente esa colaboración conjunta a partir de una implicación personal para entender que la CxM Rute se haya convertido en un referente con apenas cuatro ediciones. En la última, celebrada en el día del padre, el triunfo absoluto fue para lucentino Antonio Manjón. Completó los 21 kilómetros de la prueba reina con un tiempo de 1:45:09.

Al papel de quienes de implican en la organización, hay que añadir otro elemento clave, que no depende de la voluntad o las buenas intenciones: el entorno. Eso, simplemente, se tiene o no se tiene. Y Rute cuenta con un marco natural privilegiado. Desde un uso responsable y respetuoso con el medioambiente, permite organizar multitud de actividades y una carrera de estas características, al alcance de muy pocos municipios. Incluso quienes han venido desde la primera edición aún se sorprenden cuando coronan la sierra a la altura de la torre vigía del Canuto y emerge, majestuoso y gigante, todo el entorno del Pantano.

Consecuencia de tantos factores que suman es que la carrera ni siquiera se ha resentido por el hecho de celebrarse este año en sábado, día laborable para muchos. Así de cargado está ya el calendario. Pese a ello, y como si de un sprint final se tratara, las inscripciones se habían multiplicado en los últimos días de plazo hasta completar las trescientas, doscientas en la carrera más larga y otro centenar en la “corta”. Y es que, para compensar el hecho de  no celebrarse en domingo, se había diversificado la oferta. Junto a la oportunidad que siempre se ha dado a los senderistas, con una ruta paralela, la carrera comprendía dos variantes. La primera era de 12 kilómetros, con un desnivel positivo de 800 metros, para quienes se están iniciando en esta especialidad.

Por su parte, la prueba reina se ampliaba hasta los 21 kilómetros, con 1300 metros de desnivel positivo. Se atendía así a los corredores más inconformistas y se abría la puerta para que la cita pueda incluirse en un futuro en la Copa de Andalucía. Finalmente, hubo que recortar unos metros en la zona de “La Palomina”. Los responsables de Medioambiente habían descubierto la presencia de una pareja de águilas perdiceras anidando allí y pidieron que se suprimiera ese tramo. Si ello podía restar dificultad al recorrido, llegó la presencia de la lluvia durante la noche anterior, que dejó el terreno embarrado. La que cayó a intervalos por la mañana acabó de volver inaccesibles algunos trechos. Pero el corredor de montaña lleva en sus genes la superación y, lejos de quejarse, muchos aplaudían que la carrera hubiera multiplicado su exigencia técnica.

Así lo reconocía al cruzar la meta el ganador. Manjón insistió en que ni siquiera había reducido el ritmo en las bajadas, rompiendo una máxima que se cuidaban de respetar sus perseguidores: asegurar ahí para después apretar en las subidas. Eso había hecho el segundo clasificado, Raúl Ortiz, de Villanueva del Rosario y ganador de las dos primeras ediciones. Lastrado por una lesión de rodilla, entró renqueante en meta y sólo aguantó el tirón por el hueco que había abierto con el tercero, Salvador Olivas, de Antequera, en su debut en esta plaza. Por lo que se refiere a las chicas, la malagueña Beatriz Jiménez Tomé hizo valer su condición de favorita para hacerse con el triunfo, seguida de Nieves Cantos. En cuanto a la distancia de 12 kilómetros, el mejor fue otro rondeño, Benjamín García.

A nivel local, la participación ha sido más que notable con una treintena de corredores entre las dos distancias. Curiosamente, los más rápidos fueron dos reciclados para esta modalidad. En la larga, Raúl Roldán conoce a la perfección la Sierra de Rute, pero está acostumbrado a recorrerla en su bicicleta de montaña. Otro tanto ocurre con Juanma Aguilar, el mejor ruteño en los 12 kilómetros, cuya presencia en estas pruebas es bastante menos frecuente que en las de asfalto. En mujeres, sólo hubo una representante local en los 21 kilómetros, Débora Barrios, que anima a que otras chicas sigan el ejemplo. En la carrera corta, el primer puesto del ranking doméstico lo logró Mercedes Piedra. Otro aliciente en el ámbito local es que ha representado la puesta de largo (incluido el estreno de camisetas) para el Club Hacho Trail, del que el propio Alcalá es presidente. Junto a sus miembros, también corrieron muchos “hermanos” del Club Atletismo Rute.

A la hora de las conclusiones finales, se aparca cualquier aspecto que sea mejorable porque la valoración es más que positiva. La concejala de Deportes, Mónica Caracuel, destacaba el escaparate que constituye este evento para Rute. Tampoco pasó por alto un hecho del que pueden presumir pocos pueblos, como es el de tener cinco carreras tan distintas en el mismo término municipal. Por último, superada la tensión propia de quien quiere que todo salga bien y no haya caídas ni incidentes que lamentar, Alcalá se sentía más que satisfecho. Admitía que las felicitaciones de los corredores compensaban todos los esfuerzos que conlleva poner en pie una carrera de esta envergadura. Es el principal estímulo para que ya esté pensando en la siguiente edición.

 

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