Musité vuelve representar “Mi mujer es el fontanero” a beneficio de dos jóvenes de Rute

  • Elena García, “la niña de Zambra”, sufrió hace cinco años un coma diabético que le mermó las facultades psicomotoras

  • Eva Gutiérrez arrastra las secuelas de un accidente en el que perdió parte del cráneo y le provocó un cuadro de epilepsia

En las dos representaciones anteriores, la obra ha contado con una buena acogida del público

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Por tercera vez en unos meses se representa en Rute la obra “Mi mujer es el fontanero”. Como en las dos anteriores, llega de la mano de la asociación Musité, y de nuevo  va más allá de la difusión de la cultura. Según apunta Ángeles Caballero, presidenta de Musité, siempre buscan destinar lo que se recaude a algún fin benéfico. Así, en esta función programada para el viernes 26 de mayo, se ha pensado en Elena García Ureña, “la niña de Zambra”, y en Eva Gutiérrez. La idea es repartir entre las dos la recaudación íntegra. Las entradas (5 euros) se pueden adquirir en Librería Selecta y la Oficina de Turismo, contactando con Musité o las familias de las niñas, o el mismo día de la representación. Se va a ofrecer en la Ludoteca, el recinto con más capacidad en Rute ahora mismo. Además, para quien no pueda acudir pero quiera colaborar, se ha dispuesto una fila cero. Para una y otra colaboración, se sortearán varios premios.

  • Las dos jóvenes y sus madres se retroalimentan emocionalmente, y se aportan entre sí la fortaleza mental y la energía para seguir luchando

El caso de Elena es más conocido. Hace ya cinco años que sufrió un coma diabético que le mermó las facultades psicomotoras. Ahora tiene 14 y, como apunta su madre, María Ureña, en cuanto deje de recibir esas terapias lo notaría. Eva tiene 16 años. Su madre, Victoria Granados, relata que sufrió un accidente al chocar contra una farola. Como consecuencia del terrible impacto, perdió parte del cráneo, que fue congelado hasta que salió del coma y se le pudo reimplantar. No fue la única secuela: también se manifestó un cuadro de epilepsia que, en un principio, parecía poder controlarse. Sin embargo, se ha agudizado en los últimos meses. Tiene varias operaciones pendientes, incluido un cateterismo. Entretanto, ha de seguir recibiendo sesiones de fisioterapia y de logopedia.

Las dos jóvenes y sus madres se retroalimentan emocionalmente. María y Victoria afirman que sus respectivas hijas son muy fuertes. Y esa fortaleza mental las ayuda a sacar horas y energías para seguir adelante. Lógicamente, ambas madres agradecen la iniciativa de Musité. A su vez, Ángeles Caballero apela la conciencia ciudadana. Se dirige tanto a los jóvenes, “porque esto le puede pasar a cualquiera”, como a los padres y madres “porque hay que educar en valores”. Es consciente de que aquí prima más la ayuda a estas dos jóvenes, pero a su vez el teatro puede servir para “desconectar y mirar la vida con sentido del humor”.

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