Los gigantes y cabezudos de Rute serán restaurados en un taller municipal

  • El Ayuntamiento ha promovido este Curso de Conservación y Restauración del Patrimonio Local

  • Las figuras más antiguas datan de 1985 y están elaboradas en cartón piedra y papel maché

gigantes
La concejala y los dos monitores, licenciados en Bellas Artes, han resaltado el valor artístico de las figuras originales

Audio

Desde la delegación de Cultura del Ayuntamiento se ha promovido un curioso taller, que va a arrancar en febrero. Lleva por nombre Curso de Conservación y Restauración del Patrimonio Local. Con ese epígrafe hay un doble objetivo: la restauración en sí, pero también la puesta en valor de ese patrimonio municipal. La concejala del área, Ana Lazo, aspira a que a largo plazo esta iniciativa permita la recuperación de más material público. De momento, se ha empezado por unas figuras emblemáticas de la localidad, como son los gigantes y cabezudos. Aparte de que forman parte del imaginario colectivo se ha querido implicar a la gente que, como alumnos, va a participar en el taller. Eso sí, estarán bajo la supervisión de dos monitores, Miguel Ángel Borrego y Ángela Rojas, ambos licenciados en Bellas Artes y especialistas en restauración.

  • Miguel Ángel Borrego y Ángela Rojas tienen el doble objetivo de restaurar las figuras y ponerlas en valor
  • Los actuales gigantes y cabezudos fueron diseñados por la prestigiosa empresa Aragonesa de Fiestas

La concejala ha recordado que tradición de los gigantes y cabezudos está muy extendida por toda la geografía y en algunos casos sus orígenes se remontan a la Edad Media. Miguel Ángel Borrego matiza que se consolidó en el Barroco y desde siempre ha estado asociada a actos públicos como fiestas populares o incluso acompañando a procesiones. En otras zonas como el Levante, siguiendo la misma filosofía de los ninots, se recrean figuras de personas conocidas ya fallecidas o a las que se quiere recordar. En Rute se tiene constancia a través de fotografías de la existencia de otros gigantes y cabezudos anteriores a los actuales. Ana Lazo ha señalado que desde hace tiempo tenían claro que estas figuras estaban muy deterioradas “y había que hacer algo”. La opción “más fácil” era adquirir otras nuevas. Sin embargo, también son conscientes de que llevan mucho tiempo “formando parte la idiosincrasia del pueblo”. A ello se sumaba el objetivo de “implicar” a la gente.

El monitor corrobora este extremo. Los alumnos podrán valorar estas obras “in situ”, además de trabajar en grupo “y disfrutar”. Su compañera subraya la satisfacción que supone ver luego los gigantes y cabezudos en la calle y pensar que uno ha contribuido a su recuperación. Para todo ello se ha creado este taller para mayores de 16 años, de inscripción gratuita a lo largo del mes de enero. La idea es empezar en febrero y que para las Fiestas de Mayo estén terminados. Habrá dos sesiones semanales, de cuatro a ocho de la tarde, que se impartirán en el Edificio Escuela Taller de la Fuente del Moral. Borrego ha dejado claro que el taller tendrá un carácter “muy práctico”. Con todo, habrá una primera etapa formativa para inculcar las nociones básicas del soporte de los gigantes, las características de las figuras o por qué se van a utilizar unos materiales y no otros. Ángela Rojas ha puntualizado que en general las figuras están hechas en cartón piedra o papel maché. El problema es que éstos “han sido remodelados a lo largo del tiempo y tienen capas de materiales diferentes”. Así, en los cabezudos de Rute se puede encontrar desde el material original “a espray”.

Para Borrego, esta superposición no deja de resultar llamativa, cuando estas figuras en realidad “no son tan antiguas como la gente piensa”. Aunque algunas se adquirieron después, las más conocidas y los dos gigantes datan de 1985. Así consta en unos sellos que han hallado en su interior, con la empresa que los diseñó, Aragonesa de Fiestas. Esta prestigiosa firma ha creado moldes “muy característicos” que se pueden ver en muchos pueblos de España. En los casos de los cabezudos “tipo comparsa” cuentan con un “esqueleto” de madera, mientras que la pintura de las cabezas es óleo, aunque están “prácticamente tapadas por las intervenciones posteriores”. La idea es depurar esas capas y dejar las figuras en su estado original. Según Ángela Rojas, el proceso será siempre muy similar, dependiendo su duración y otros detalles del grado de deterioro.

Deja un comentario