Los escolares de Rute comienzan las vacaciones de verano tras las fiestas de fin de curso

La intervención de la señorita María Carmen Cabello  fue uno de los actos más emotivos de Ruperto, mientras que en Los Pinos los  escolares de sexto también evidenciaron la tristeza que supone dejar el centro

La intervención de la señorita María Carmen Cabello fue uno de los actos más emotivos de Ruperto, mientras que en Los Pinos los escolares de sexto también evidenciaron la tristeza que supone dejar el centro

El año académico ya ha echado el telón en los centros de Rute. Comienzan las vacaciones de verano. Tras la fiesta de fin de curso de la semana anterior en el Colegio Público Fuente del Moral, el turno el pasado viernes 21, último día de clase, fue para los alumnos y alumnas de Ruperto Fernández Tenllado y de Los Pinos. Ingredientes comunes, jornada de convivencia de toda la comunidad educativa, multitud de actuaciones, actos de graduación e infinidad de emociones se fueron entremezclando en una jornada muy especial. Termina el curso y llega el momento de descansar, de cambiar de hábitos y de dejar de lado la actividad académica. Sin duda, son días emotivos y de fiesta, de despedida y para muchos del comienzo de otra etapa. Por eso, los alumnos de sexto curso que inician el año que viene su periplo en Secundaria  adquieren mayor protagonismo. En concreto, en Ruperto Fernández Tenllado, a las seis y media de la tarde tuvo lugar el acto de graduación. Se llevó a cabo como antesala a la fiesta de fin de curso.

Los alumnos, sus padres y familiares, y, cómo no, sus maestros, se reunieron para escenificar el final de una etapa. Participaron varios docentes, el propio director, Andrés Serrano, y algunos escolares. Anécdotas de todo tipo, comentarios sobre cómo han ido evolucionando y la huella y el recuerdo que estos alumnos se llevan del centro, fue el hilo conductor de todas las intervenciones. El acto resultó doblemente emotivo. Por una parte, los chicos son conscientes de que se acaba una etapa. El próximo curso estrenan centro, nuevos profesores y dejarán de estar con sus compañeros. Se enfrentan a la inquietud que supone lo nuevo. De ahí que no pudiesen evitar en más de una ocasión las lágrimas o expresar el nerviosismo que antecede a sus nuevos retos. Contentos y a la vez tristes por saber que se despiden de este sitio tan especial, donde han estado casi desde que tienen uso de razón. Adiós al colegio y adiós a su señorita María del Carmen Cabello. Con ella han compartido los últimos cuatro años, de los nueve que han estado en el centro. Ella también se va. Por eso su intervención fue tan especial.

Sin ser poeta, María del Carmen Cabello se atrevió a recitar un poema para repasar los años que ha pasado junto a estos alumnos. Contó alguna que otra anécdota y algunas de las vivencias experimentadas con este grupo de niños que, seguro, ella tampoco olvidará. Sin duda, suscitó muchas emociones contenidas y encontradas: la satisfacción de saber que se han hecho bien las cosas pero también la inevitable sensación de que algo se acaba. Y es que ella ha terminado conociendo perfectamente a sus alumnos. Se ha entregado a ellos “en cuerpo y alma”. Comenzó siendo su señorita de Educación Física y ha terminado enseñándoles otras disciplinas como Lengua o  Matemáticas. Sin embargo, lo  más importante que ha intentado trasmitirles, y también se lo hizo saber ese día, es la importancia de ser personas con valores, solidarios, respetuosos y trabajadores. Esta primera parte de la fiesta de Ruperto concluyó con la entrega de orlas y la entrega de regalos para alumnos y maestros.

El resto de la jornada se desarrolló con las actuaciones que todos y cada uno de los cursos habían preparado junto a sus maestros y tutores. Se desarrollaron en el patio del colegio. En todas estas actuaciones se había trabajado mucho. Algunas aportaron un gran colorido, como fue la ofrecida por los más pequeños. Otras destacadas fueron las que escenificaron la mítica película de Grease, con los chicos imitando a John Travolta, y las chicas a Olivia Newton-John, o quienes optaron por rendir homenaje a Michael Jackson.

También en Los Pinos se mezclaron sensaciones contrapuestas de alegría y festejo con un punto de tristeza y emotividad. Lo primero vino con las representaciones y las coreografías preparadas para la ocasión. La parte más emotiva es la despedida de los escolares de sexto curso, que cierran una etapa. Por ello, recibieron sus respectivas orlas. Y ellos correspondieron con un detalle para sus docentes de estos años. La fiesta se completó con la barra montada por el AMPA del colegio. Es, según su presidenta, María José Alcántara, una de las principales fuentes de la asociación para financiarse. De hecho, este año ha sido la única, puesto que la tradicional rifa se ha reservado justo para el viaje de los alumnos de sexto. Por tanto, con la barra han de costear todos los años actividades como la propia fiesta del viernes o la edición de la revista que edita el colegio. Han de hacer un esfuerzo ya que  la situación económica de muchas familias “no está bien”, en palabras de Alcántara.

El director del centro, Pedro Pérez Leiva, resaltó la implicación del AMPA. Asegura que toda la organización de la fiesta es responsabilidad de ellos, “o más bien de ellas”. En efecto, siguen siendo las madres quienes más se vuelcan en este tipo de iniciativas. En cuanto al balance del curso, ofrece dos caras. Leiva confirmó que tanto en el propio centro como en el día a día de muchas familias se notan las dificultades económicas y a veces no tienen “ni para lo más elemental”, como el material escolar. Los docentes comparten “lo que pueden”, y aun así han reducido las fotocopias y con frecuencia ellos mismos imprimen lo que necesitan.

En lo académico, lo considera muy positivo y así lo confirmarán las pruebas externas de diagnóstico y de escala, “porque los niños han salido muy contentos”. A nivel interno, el profesorado está satisfecho de los resultados globales. Eso sí, el director cree que incluso los que aprueban deben dar algún repaso y “no perder el hábito”. Está seguro de que hay tiempo para todo y se puede compaginar la piscina con alguna lectura. Respecto a los que se marchan, recordó que, desde Infantil de tres años, son nueve cursos los que estos chicos pasan en el centro. Por tanto, a la hora de marcharse, “se nota”. Su mensaje para ellos es claro, en cualquier caso: “Que no teman, porque van preparados, y tan sólo cada curso tendrán que esforzarse un poco más”.

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