Las firmas ruteñas renuevan cada año la oferta de sus museos temáticos
Tradicionalmente, el puente de Todos los Santos marca para las empresas gastronómicas de Rute el arranque de la campaña de fin de año. Como cada temporada, todas buscan renovarse y promocionarse para mantener la fidelidad de los clientes. En ese contexto, Anselmo Córdoba, gerente del Museo del Anís y Destilerías Duende, se desplazaba hasta Madrid el 29 de octubre para la inauguración de una exposición organizada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Lleva por título “Bebidas espirituosas en España. Un recorrido por la historia del sector”. En ella se ofrece una muestra de los carteles publicitarios sobre esta materia de 1873 a 1969. La cartelería figura íntegramente en el libro del mismo título. Está coeditado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE). La presentación contó con la presencia del ministro Arias Cañete, el presidente del congreso de los diputados, Jesús Posadas, y el presidente de la FEBE, Pelayo de la Mata. Tanto la muestra como el libro recogen dos carteles de anisados ruteños. Uno es de Destilerías Duende, de los años 20, similar a la portada de los estuches que se venden ahora. El otro data de los años 40 y corresponde a Anís Chispa. Según Anselmo Córdoba, refleja “de manera exquisita” el gusto que se ha tenido siempre en Rute por la difusión de nuestros anisados.
También las firmas chacineras se refuerzan en estas fechas. Por ejemplo, la empresa familiar Gloria e Hijos ha decidido innovar y adaptar su oferta de jamones y chacinas a los reclamos de hoy día. Como tarjeta presentación de sus productos, han creado un salchichón para entrar en el libro “Guinness” de los récords. A falta de proceder al registro pertinente, mide 210 metros, con un peso de 260 kilos. Se puede ver ya en uno de los dos despachos de venta que tienen, el del Paseo del Fresno. Según Dolores Ortega, una de las responsables de la empresa, es un salchichón igual que el que se despacha en cualquier comercio… salvo por la tripa, que es, por supuesto, de una sola pieza. Pese a que es, a todos los efectos, un salchichón comestible, está al aire en un lugar de tránsito continuo. De ahí que requiera un tratamiento diario. Aun así, antes de que deje de ser aprovechable, se hará una donación a personas necesitadas.
Del cerdo y sus derivados vive también la empresa Jamones Rute. En este caso, se trata de una tienda fundada en nuestro pueblo hace casi ochenta años. Quien ha estado más tiempo al frente de ella ha sido Pablo Jiménez. Ahora llevan las riendas del negocio familiar sus hijos Juan y Víctor. En 1986 se integraron en una nueva sociedad con el nombre actual de Jamones Rute. Después, en 1998, vendría el Museo del Jamón. Sus raíces, según explica Juan, hay que buscarlas a finales de los 80. En ese período “estaba cambiando todo”. Había que adaptarse a los tiempos sin olvidar de dónde se viene. Se siente “muy orgulloso” de lo que ha sido su padre. Por eso, aunque se adaptan a las nuevas técnicas, siguen elaborando los productos “con el mismo toque en aliños que lo hacía él”.
Y por supuesto, hablar de la campaña de fin de año en Rute es referirse a los dulces de navidad. Aunque la tradición confitera de la familia se remonta a más de un siglo, La Flor de Rute, como tal, se fundó hace cincuenta años, cuando Rafael Garrido Cordón creó un pequeño obrador en el centro del pueblo. Las instalaciones se quedaron pronto pequeñas y la fábrica se trasladó a una de las avenidas principales. Ahora, La Flor de Rute conmemora su 50 aniversario. Para su gerente, Juan José Garrido, es una fecha “señalada y muy importante”. Para celebrarlo han decidido crear una serie limitada de estuches especiales, una caja que contiene una muestra de sus productos más exquisitos. Se ofrece en un formato “muy atractivo” y digno de ser regalado. Asimismo, junto a este surtido especial, han querido rendir homenaje a Marilyn Monroe. También se cumple el 50 aniversario de la muerte de uno de los mitos eróticos de nuestro cine. Por eso, se ha recreado su figura a tamaño real. Se puede ver en el impresionante Museo del Azúcar, en la calle Málaga.
