Las aldeas ruteñas de Las Piedras y Palomares viven con intensidad y sin lluvia las Fiestas de San Isidro Labrador

  • Aunque no dejó de haber nubes  y claros, el buen tiempo ha acompañado durante el tercer fin de semana de mayo

  • Como de costumbre, el programa de actos ha combinado lo religioso con lo lúdico y festivo, además del rescate de juegos y tradiciones populares

san isidro
El entorno natural de Rute se convierte en un escenario que da un toque muy personal a estas fiestas

Galería

Que mayo es un mes propicio para festividades y romerías es algo que se puede comprobar en municipios como Rute. El primer domingo fue el día grande de la Vera Cruz. En el segundo fin de semana el turno era para las Fiestas de la Virgen de la Cabeza. Y en el tercero le ha tocado a las de San Isidro Labrador. En esta ocasión, además, el calendario ha querido que el tercer domingo del mes, fecha habitual de la romería, coincida con la onomástica del patrón de Las Piedras y Palomares. Y es que ante todo son éstas unas fiestas con especial protagonismo para estas dos aldeas ruteñas, sin olvidar otros diseminados como Los Pérez. Como apunta el presidente de la cofradía, Dionisio Medina, en torno al programa de actos siempre se congrega público de todo el casco urbano de Rute y sus diseminados. Incluso no falta gente venida de diversos puntos de la comarca. Lo importante es que todos han podido disfrutar plenamente de esta edición. La lluvia de los días previos dio paso a un tiempo ideal para salir al entorno de Rute, escenario que sin duda aporta un toque personal y único a esta celebración. El sol no lució en la medida que se esperaba, alternándose nubes y claros, pero la lluvia no amenazó en ningún momento con aparecer en los días centrales.

Como siempre, y como seña de identidad de estas fiestas, el programa combinó el hecho religioso en sí de la festividad con actos lúdicos y de convivencia. Están a su vez muy ligados a estas aldeas, hasta el punto de que no son muy frecuentes en el resto de la comarca. De ahí el interés por verlos y el mérito de que se mantenga esta tradición. El grueso de los actos tuvo lugar en la carpa instalada en la pista polideportiva. El viernes por la tarde se celebró el torneo de dominó. A su término, por la noche, se dio paso a de la Escuela de Baile de María del Mar Somé. Ya en la jornada del sábado, se sucedieron de forma continuada el campeonato de subastao, las carreras de cintas, bicicletas y sacos. Paralelamente, por la tarde se abrió la mesa de regalos, tras la cual se procedió a la ofrenda de flores y frutos. Es otro rasgo diferenciador. El presidente recuerda que son fiestas en pleno entorno rural, muy relacionadas con las actividades del campo. Todavía en la jornada del sábado, al caer la noche, se reeditó el concurso de tortillas, que en apenas unos años se ha consolidado. Y a continuación se celebró la velada con la actuación de la Coconut Band.

Sin embargo, como es lógico, el día más intenso fue el domingo, con la doble salida procesional de San Isidro, en un carro tirado por dos bueyes. Por la mañana tuvo lugar la romería que se adentra hasta la zona de Los Pérez y la Fuente de la Higuera. Como cada año, en este punto la cofradía invitó a los asistentes a un desayuno molinero. A última hora de la mañana, llegaba de vuelta a la ermita de Palomares la comitiva con las carrozas y el grupo Flamenquito Acebuche, de Carcabuey, que se encargó también de cantar en la misa flamenca. Tras la misa, se degustó la paella organizada por la cofradía, en colaboración con el Ayuntamiento de Rute, que cada vez congrega a más gente. La paella dio paso a otro evento esperado en estas fiestas, el concurso de bebedores de gazpacho. A continuación se ofreció una exhibición a cargo del gimnasio GYM J Rey, y se procedió a la subasta de regalos de la mesa, antes de la procesión de la tarde.

El programa del domingo es tan denso que este año se ha optado por retrasar media hora, hasta las ocho de la tarde, la segunda salida procesional. Sin perder el aire de romería, Dionisio Medina apunta que esta procesión tiene, si no un tono más solemne, al menos sí más estructurado, con presencia de autoridades. A diferencia de la mañana, este recorrido vespertino se ciñe a las inmediaciones de Las Piedras y Palomares. Por allí paseó la imagen de San Isidro hasta que cayó la noche, momento en que, con los fuegos artificiales, se puso el colofón a estas fiestas tan enraizadas en estas aldeas ruteñas.

Deja un comentario