La Semana Santa de Rute culminó con una multitudinaria acogida a la nueva imagen de Jesús Resucitado

Imagen de Jesús Resucitado a su paso por el parque

Imagen de Jesús Resucitado a su paso por el parque

Ninguno de los temores sobre una eventual presencia de la lluvia se cumplió. El sol lució en Rute en los días centrales de la Semana Santa y las cofradías de Pasión pudieron lucirse en sus itinerarios procesionales. A partir de la tarde del Miércoles Santo son jornadas no laborales y algunos aprovechan para darse una escapada. Pero los muchos que se han quedado en Rute han podido vivir las procesiones en plenitud, con las respectivas novedades de este año.

Así sucedió con la salida de Jesús de la Rosa y Nuestra Señora del Mayor Dolor. La cofradía estrenaba junta de Gobierno, pero las imágenes también presentaban novedades sustanciosas, desde las potencias y la cruz del Cristo hasta el bordado del palio o el alumbrado exclusivo de velas de la Virgen. De nuevo los momentos que congregaron a más público fueron la bajada en paralelo de las dos imágenes por la calle Juan Carlos I, la subida por El Cerro, con los varales de ambos tronos casi rozándose, y la llegada al Paseo del Llano, con la bendición final de Jesús de la Rosa.

También desfilaron en paralelo los tronos de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y la Soledad de Nuestra Señora, en un tramo de la calle Cabra. La idea se repitió el Viernes Santo, con el Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores en la subida por la calle Granada. Respecto a la noche del Jueves Santo, multitudinaria fue un año más la subida del Abuelito “a la carrera” por El Cerro.

Al margen de esos detalles de la estación, esta hermandad ha querido tener un recuerdo hacia personas cercanas que han fallecido en el último año. Ambas imágenes lucían crespones negros: la Virgen por el que fuera capataz de trono, Manuel Rodríguez, y por Teresa Granados, esposa de Andrés Cobos, costalero durante muchos años. El Abuelito lo llevaba por tres mujeres criadas en el barrio de San Pedro: Ana María Tejero, Carmen Aroca y Luisa Cárdenas.

Ya en la mañana del Viernes Santo la multitud se agolpó de nuevo en El Cerro, para asistir a la subida del Nazareno al son de “La Madrugá”, impecablemente interpretada por la Banda Municipal. La misma cofradía se encargó de sacar en procesión por la noche el Santo Entierro, con el estreno de la sábana y la almohada del Cristo yacente. Poco después, en la medianoche, se hizo el silencio para asistir a la típica salida con el alumbrado público apagado de Nuestra Señora de la Soledad.

Así concluía la Semana Santa en Rute hasta este año. Ya no. Ahora estos días de Pasión están completos con la procesión de Jesús Resucitado. Si el buen tiempo ha permitido que las calles se llenen de gente, la jornada del Domingo de Resurrección superó a las precedentes. Por la propia novedad, se esperaba con expectación la puesta en escena de la talla realizada por Marco Antonio Humanes. A juzgar por los continuos aplausos y la presencia de público durante todo el recorrido, las expectativas se vieron colmadas.

Recurriendo al tópico, no cabía un alfiler en la puerta de Santa Catalina por la calle Priego. Por allí ha de salir la única imagen que procesiona en Rute al estilo sevillano. Para ello se ha habilitado una rampa. Aun así, dadas las dimensiones de la talla (1,94 metros), los costaleros tuvieron que salir en cuclillas, mientras que para la entrada debieron arrodillarse.

En su primer recorrido, quedaron numerosos instantes en la retina. Marco Antonio Humanes se trasladó hasta Rute para comprobar el fervor popular hacia su obra. El imaginero tuvo ocasión de dar el toque para una levantada en el Paseo Francisco Salto. El resto los dio Antonio Roldán. Su trabajo como capataz de trono, secundado por Juan Antonio Reyes, ha sido ejemplar, sólo comparable al de los treinta costaleros que se habían puesto a sus órdenes.

En su modestia, Roldán apuntó a ellos como “los verdaderos artífices” de que saliera así. Desde mayo de 2009 habían estado ensayando para que todo estuviera a punto. El presidente de la cofradía, Vicente Porras, aseguró que tenían claro “desde primera hora” que el paso se realizaría al estilo sevillano. Para el capataz, no se trataba de inventar nada, “porque todo está inventado, pero sí de introducir un cambio” y hacer algo nuevo en Rute. El esfuerzo no se ha dirigido sólo a portar la imagen sobre la espalda, sino a la elaboración del trono en sí.

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