Javier Córdoba exalta la devoción a la Virgen del Carmen desde un profundo sentido religioso

  • El pregonero de las Fiestas Patronales hizo gala de su fe carmelita sin perder de vista el aspecto festivo de esta celebración

  • Tras el pregón, tuvo lugar la coronación de la reina y la imposición de bandas a las damas de honor

Tras el pregón, Mercedes Piedra fue coronada como carmelitana mayor de 2015
Tras el pregón, Mercedes Piedra fue coronada como carmelitana mayor de 2015

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Fue la del 14 de agosto una noche de promesas y sueños cumplidos. El pregón y la coronación que anteceden al día grande de las Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Carmen colmaron los deseos y aspiraciones de sus protagonistas. En unos casos, el del pregonero y su presentador, suponían la culminación de un camino iniciado tiempo atrás. En el caso de la reina y sus damas, tal vez sea la primera gran vivencia relacionada con estas fiestas que quedará para siempre escrita con letras mayúsculas en su memoria. Seguro que, pese a su juventud, ya acumulan bastantes, pero probablemente ninguna tan intensa hasta la fecha.

Pregonero, presentador, reina y damas habían partido a las nueve de la noche de la calle Juan Carlos I, a la altura del domicilio de Mercedes Piedra, carmelitana mayor de 2015. En compañía de la junta de Gobierno de la archicofradía y representantes políticos como el alcalde Antonio Ruiz o el concejal de Festejos, Antonio Granados, se encaminaron a la parroquia de Santa Catalina. Lo hicieron con el acompañamiento de la Banda Municipal, presente durante toda la noche. Para entonces, ya eran muchos los viandantes que se acercaban a un lado y otro de la acera para asistir en primera fila al paso de la comitiva. Más aún eran los que esperaban en el interior de la iglesia, reservando banca, el comienzo del pregón.

Una vez en Santa Catalina, junto a la imagen de la Virgen del Carmen y tras la introducción del presidente de la archicofradía, Francisco Caballero, de presentar a Javier Córdoba se encargó Pedro Santiago Álvarez. El sacerdote conocía el terreno que pisaba. Sabe que la palabra y la devoción carmelitana son puertas abiertas a encuentros con nuestros recuerdos, vivencias, creencias y emociones. Es consciente de los resortes que se articulan en la memoria al decir ciertas palabras, al referirse a determinados recuerdos compartidos por un mismo pueblo. No en vano, ha sido predicador de la novena y también en su día pregonero de la Patrona. Por eso, intuía el reto que Javier Córdoba tenía ante sí. Tal y como adelantara en Radio Rute, Pedro Santiago Álvarez mostró la faceta más humana del pregonero, marcada por su profunda religiosidad. También hizo mención a la amistad que les une desde la juventud.

A continuación, Javier Córdoba cumplió su promesa de hacer un discurso religioso, centrado en la Virgen. Pese a las muchas experiencias carmelitanas que acumula, nunca había querido hacer un pregón sólo de vivencias. No obstante, repasó los momentos más significativos que rodean a estas fiestas. Lo hizo sin alardes, desde una sobriedad con la que intentaba seguir los pasos literarios y de pensamiento de Santa Teresa. Había sido su referente a la hora de redactar el pregón y su huella se hizo palpable. Por eso, en algún momento su discurso pudo parecer sobrio pero nunca austero. Aseguró que no tenía las dotes de un poeta para improvisar versos de métrica impecable, pero cumplió con solvencia a la hora de engarzar las rimas que le hacían expresar su devoción.

El resultado fue, en efecto, un pregón religioso y que al mismo tiempo expresaba continuamente la devoción a la Virgen del Carmen. Hubo hueco para la Historia, con mayúsculas, al retroceder en el tiempo nueve siglos atrás, cuando un grupo de ermitaños dio origen a la orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en ese remoto paraje del mismo nombre en Israel. Y aunque no quería centrarse sólo en las vivencias, no pudo evitar mencionar los episodios más significativos de las fiestas, todo lo que anticipa los dos días cumbre, desde los actos relacionados con la onomástica hasta el Traslado y las imágenes que depara por lugares emblemáticos como Los Barrancos. Tampoco pasó por alto las iniciativas en las que se trabaja, encaminadas a la coronación canónica, ni dejó de mencionar los ancestrales cantos de los no menos entrañables hermanos de la aurora. Pero a todo eso hizo referencia de forma esbozada, citando esos pasajes que están en el inconsciente de tantos paisanos, sin extenderse más allá de lo necesario, con una intención calculada de dejar al auditorio con ganas de más.

Fue el suyo, en definitiva, un pregón sentido, honesto, donde también hubo hueco para la sorpresa. Llegó justo al final. Como miembro de la Coral Polifónica Bel Canto de Rute, Córdoba no dudó en cantar un fragmento del pasodoble “Reina y Señora”, de Francisco López. Para ello, contó con el acompañamiento de su prima, la concejala Ana Lazo, al piano. Tras este broche, Javier Córdoba recibió el aplauso del público de Santa Catalina, y en especial el abrazo de sus familiares y amigos más cercanos. Al término del pregón, la comitiva se trasladó hasta un abarrotado Paseo Francisco Salto, para asistir al acto de coronación de Mercedes Piedra y la imposición de bandas a sus damas de honor, Alba Ruiz y Alissa Muñoz. También ellas vieron sus sueños cumplidos. Para completar el acto, pregonero y presentador recibieron sendas placas de recuerdo de la archicofradía. Posteriormente, se daría paso a la cena de hermandad en el Parque Nuestra Señora del Carmen. Por delante aún quedaban las 24 horas más intensas de las Fiestas Patronales.