El Grupo Pascual desmantela las máquinas de envasado que tenía en Rute

Interior de las instalaciones en el Nacimiento de Zambra

Interior de las instalaciones en el Nacimiento de Zambra

El Grupo Pascual ha decidido desmantelar definitivamente las máquinas de envasado de su planta de aguas de Zambra, si bien el resto de la infraestructura con que contaba en la aldea de Rute permanece en pie, pendiente de una decisión empresarial sobre su futuro. La decisión no implica que el grupo se haya olvidado de esa inversión, que le supuso en 2004 un desembolso de cerca de 20 millones de euros. En agosto de ese mismo año se vio obligado a retirar del mercado hasta tres millones de litros, debido a la baja calidad del agua, afectada por una bacteria de tipo coliforme. Desde el cierre de la planta, que dejó en la calle a cerca de un centenar de trabajadores, han pasado ya algo más de 41 meses.

Durante este tiempo, según el alcalde de Rute, Francisco Javier Altamirano, se ha intentado reiteradamente por parte de Pascual que la delegación de Salud de la Junta de Andalucía realizara nuevos análisis para determinar si la calidad del agua había variado, pero no han obtenido respuesta. Desde la empresa se ha apuntado que se sigue barajando la posibilidad de iniciar nuevos proyectos allí, una opción ahora mismo lejana, pero viva. En su día, el propio alcalde llegó a proponer la alternativa de que en la aldea de Zambra se ubicara una planta de refrescos o de agua saborada, sometida a tratamiento, al estilo de lo que ha hecho Font Vella. En cualquier caso, Pascual da por terminado su periodo de inversiones, que entre 2002 y 2006 ha sumado los 500 millones de euros, por lo que a medio o corto plazo no contempla realizar más.

En su reciente visita a Rute, la delegada de Salud, María Isabel Baena, insistió en que el cierre había sido “una decisión de la propia empresa”, después de los análisis que se había visto obligada a hacer “y los requerimientos para ajustarse a la normativa vigente”. Sin embargo, la delegada puntualizó que el agua de la zona no suponía “ningún problema” para el consumo de los habitantes, por lo que la población podía estar “tranquila”. Baena subrayó que tanto los ayuntamientos cordobeses como los Distritos de Atención Primaria de la delegación de Salud están “en permanente supervisión” de las analíticas del agua que se consume porque se considera un tema “prioritario”. Conviene recordar que esta agua que sale por los grifos de los hogares sí está sometida a tratamientos sanitarios, algo que no se permite en el agua natural embotellada.

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