A pesar de la meteorología, la prueba volvió a deparar algunos momentos espectaculares
La meteorología ha sido el principal factor condicionante de la última edición, la número 21, del Trofeo del Pavo de mountain-bike, celebrado los días 13 y 14 de diciembre en la Sierra de Rute, y organizado por el Club Ciclista Ruteño. Esta edición coincidía además con el final de la Copa de Andalucía de Descenso BTT. Bajo un tiempo gélido y desapacible, la prueba corrió serio riesgo de ser suspendida, ante la helada que había en la parte alta de la sierra. Por cuestiones de seguridad, en el tramo final del Paseo del Fresno se había habilitado la espectacular rampa que tanto gusta ver a los aficionados, pero finalmente se retiró de la prueba. De los cerca de ciento cincuenta corredores inscritos, casi la mitad se borraron ante las malas perspectivas. Entre los que se animaron a desafiar a las inclemencias, el mejor en la categoría Élite fue el argentino Matías Diego Rodríguez, del equipo Malagansta Downhill C.D., con un tiempo de 1:56.593.
Todos los organizadores coincidieron en que ha sido “el año que peor tiempo ha hecho”. Incluso todo un veterano como Vicente Trujillo, creador en su día de la prueba, se mostraba sorprendido del “amor propio” de los corredores para arriesgarse a disputar la carrera, aun cuando la parte alta de la sierra estaba nevada. En su caso, desde luego, aseguró que, en esas condiciones, él “no hubiera corrido”.
Después de 21 ediciones de esta cita clásica en Rute, Trujillo, que ya ha dado paso al llamado relevo generacional, admite los muchos cambios que se han producido en el mundo del ciclismo, sobre todo en la bicicleta, “que ya no es rígida, sino doble”. Para uno de los organizadores que han tomado el testigo, Noel Díaz, el azar había querido que la prueba coincidiera con “el peor fin de semana del año”. Más allá de lo que sucedía en el casco urbano de Rute, en pleno corazón de la sierra había “llovido, nevado, granizado y en fin, lo peor de todo”.
Afortunadamente, dijo, se había podido celebrar la carrera “y salvar los tres últimos meses de organización”. Ante semejante panorama, se daba por satisfecho con la participación, aunque más de uno no se atreviera a correr la segunda manga, cuando la lluvia arreció. Lo único que lamentó fue la escasa presencia de gente de Rute, en algunos casos por lesiones y porque no hay que olvidar que estos mismos muchachos están involucrados en la propia organización.
Uno de los que participó fue su hermano Rubén, que, junto con Raúl Roldán, lograron hacer un buen crono. Según Rubén, en lo alto de la sierra sólo faltó “que cayera un rayo”. Incluso alguien tan habituado como él al circuito de Rute, se sentía extraño recorriéndolo, “porque al tenerlo aquí tan cerca si un día está lloviendo siempre lo dejas para otra ocasión”. En cuanto a su clasificación final, el octavo puesto le sabía “a poco, después de estar tanto tiempo preparándolo y organizándolo, pero con la lluvia y el barro esto es una lotería”. En cuanto a su clasificación final, con un tiempo de 2:09.984, el quinto puesto le sabía “a poco, después de estar tanto tiempo preparándolo y organizándolo, pero con la lluvia y el barro esto es una lotería”. En cualquier caso, este puesto le valió no sólo para ser el mejor ruteño, sino para proclamarse campeón provincial.
Finalmente, para el concejal de Deportes, Juan José Roldán, era “normal” que, ante un tiempo “tan horroroso”, el nivel de participación hubiera bajado, “porque muchos de estos corredores no son profesionales y no se pueden arriesgar a tener una lesión que afecte a su puesto de trabajo”. Este contratiempo no debe hacer perder de vista que el ciclismo continúa siendo una disciplina con mucho tirón en Rute, hasta el punto de que personas como Rubén o Raúl han solicitado al Ayuntamiento que habilite una zona para su práctica en el PPR-1, “porque hay mucha gente joven que lo está demandando”.
