Concluye el espacio radiofónico Tiempo de Salud hablando de las consecuencias del golpe de calor en nuestro organismo

La enfermera Inés Fernández alerta de las consecuencias de un golpe de calor en Radio Rute
La enfermera Inés Fernández alerta de las consecuencias de un golpe de calor en Radio Rute

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Llegó el verano. El pasado 21 de junio comenzó la estación más larga del año, tras dejar atrás una primavera calurosa, la cuarta más cálida desde 1971. Según la Agencia Estatal de Meteorología, las temperaturas de este período estival van a ser más calurosas de lo normal. En este contexto, la última entrega del espacio radiofónico Tiempo de Salud ha estado dedicada especialmente a las olas de calor y a sus consecuencias en nuestro organismo. El espacio Tiempo de Salud se ha emitido durante los tres últimos meses dentro de la programación matinal de la emisora municipal Radio Rute. De nuevo ha sido posible gracias al convenio anual de colaboración que se firma entre el área de Salud del Ayuntamiento de Rute y el Centro de Salud.

Durante ese período, los profesionales del centro, enfermeros, médicos, fisioterapeutas, trabajadores sociales y odontólogos, se han acercado a la radio local para hablar del funcionamiento de los grupos socioeducativos del Centro de Salud, las vacunaciones, el linfedema, cómo afectan las chucherías a los dientes, la soledad y la salud en nuestros mayores, o el vendaje neuromuscular o quinesotapia. El cierre de la presente temporada de Tiempo de Salud, al igual que otros años, se ha reservado para hablar lo que es un golpe de calor y por qué se produce. Para ello, se ha contado con Inés Fernández, enfermera gestora de casos del Centro de Salud de Rute.

Según ha explicado Fernández, los  efectos del calor se notan cuando se suman varios días de temperaturas elevadas. Es entonces cuando al cuerpo le cuesta mantener su temperatura estable por debajo de los 37 grados y no hay posibilidad de rehidratarlo. El organismo pierde la capacidad de enfriarse y las consecuencias se hacen palpables desde el agotamiento o los calambres hasta el extremo que supone el golpe de calor. La secuencia es que el cuerpo deja de regular su temperatura, falla el mecanismo del sudor, que ayuda a regularla, y se pierde la posibilidad o la capacidad de enfriarse.

Suelen estar más expuestos a los golpes de calor los deportistas o quienes trabajan al sol, como albañiles. Con todo, hay una población de riesgo que puede sufrir más las altas temperaturas. Abarcan desde personas con trastornos cardiovasculares a las que padecen diabetes o son hipertensas. También en ese grupo de riesgo se incluyen a los mayores o los niños. En todos los casos las recomendaciones pasan por intentar evitar las salidas en los horarios de más calor, vestir ropas ligeras y de colores claros, y mantener balcones y ventanas cerrados también durante los horarios de mayor temperatura.

Asimismo, se recomienda de manera especial la ingesta de agua y líquidos, por encima de lo normal e incluso sin necesidad de sentir sed. Como consejo general, cuando se detecte una subida repentina de temperatura corporal, se debe actuar siempre enfriando el cuerpo como mejor se pueda. En caso de que la persona convulsione ante un golpe de calor hay que evitar que tenga objetos a su alcance con los que pueda lesionarse, y girar el cuerpo lateralmente en caso de vómito.

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